Sombras y luces en la economía

El informe del Banco Mundial (BM), titulado “Alianza Estratégica con el país 2012-2015”, aporta sombras y luces sobre la economía nacional. A la vez, analiza las perspectivas internas e internacionales y éstas, en buena medida, son inciertas.

La nacionalización de los hidrocarburos en 2006 afectó profundamente al clima de inversión y a las garantías jurídicas, dando como resultado un estancamiento en la producción. YPFB (Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos) no fue capaz de impulsar la inversión extranjera requerida. En 2005, se producía en Bolivia 40 millones de metros cúbicos diarios y en 2010 la cifra no varió. Una leve elevación se inició en 2011. Este año está creciendo en cinco millones de metros cúbicos por día.

Al frenarse la producción -para los entendidos debió haberse duplicado-, existen limitaciones en el abastecimiento interno. Hay fábricas que confrontan déficits y nuevos emprendimientos quedaron congelados; uno de ellos tuvo que instalarse en un cerro de Oruro. Además, se está frustrando la instalación de la industria siderúrgica.

Es prolífico YPFB en anunciar proyectos y los despliega con una publicidad impresionante. Cumple aquello de “marear la perdiz”, pues esos proyectos no tienen sustento en la producción.

El litio tampoco avanzó o su desarrollo es tan lento que casi ni se lo percibe, lo que el BM atribuye a la falta de suministro de energía, a la infraestructura de transporte insuficiente y a la falta de inversión. Tendría que acotarse las indecisiones para atraer tecnología, que no la tiene el país y menos la creará al paso que va.

Los sectores de hidrocarburos, minería y electricidad están cerca de operar a su máxima capacidad. Pocos o casi ningún proyecto nuevo está en marcha, en estos dos últimos rubros.

En general, las actividades privadas podrían permanecer afectadas por las intervenciones en la economía, entre ellos los controles de precios y de las exportaciones. Esto tiende a contraer la producción y la actividad económica en general, a lo que hay que adicionar los efectos que tiene la rebaja de aranceles en alimentos, que desalienta a la producción.

En cuanto a las perspectivas, los riesgos económicos a corto plazo estarían mitigados, principalmente por el prudente manejo macroeconómico actual. En realidad, se secundó lo instaurado por el vilipendiado neoliberalismo.

El crecimiento económico convergería en el 3.8% en el mediano plazo; del 2011 no hay informe del INE, pese a que está por concluir el quinto mes de 2012; la inversión privada se mantendrá baja, en alrededor del 7% del PIB. En Sudamérica está por encima del 12%. Los precios de los productos básicos de exportación disminuirán, aunque moderadamente.

El superávit de cuenta corriente podría disminuir a 1.4% del PIB en el 2015, si definitivamente se estancaran las exportaciones gasíferas y mineras, aparte de que siguieran reduciéndose las remesas. Las reservas monetarias subirán de 12 mil millones a 18 mil millones en 2015. La capacidad del Banco Central para controlar la inflación podría verse socavada por la pérdida de autonomía.

Existe también la posibilidad de que el PIB disminuya gradualmente de 3.7% en 2010 a un nivel cercano al equilibrio o a un ligero déficit en 2013-2015, en el supuesto de que los ingresos por hidrocarburos siguieran estancados y los gastos continuaran creciendo.

En todo caso, Bolivia se encuentra bien posicionada para resistir crisis económicas de corto plazo, debido a la política fiscal y monetaria prudente.

Los mayores riesgos para el crecimiento económico están en el campo internacional. La demora en la recuperación de Estados Unidos, Europa y desde este año China podría erosionar los equilibrios actuales, con la creciente baja de los precios de los productos de exportación que tiene el país, la reducción de las mismas y una mayor disminución de las remesas.