Bolívar en la tercera fase copera
“La reglamentación de aquellos años establecía que dos equipos de una misma asociación no podían avanzar a la tercera fase”
La historia de los clásicos entre Bolìvar y The Strongest se jugó en 1931 y el más importante de estos encuentros se disputó el 24 de abril de 1994 en el estadio Hernando Siles, de Miraflores. Fue un encuentro correspondiente a la segunda fase de la Copa Libertadores de América.
Atigrados y celestes habían eliminado a los venezolanos Minerven y Caracas en la primera fase. La reglamentación de aquellos años establecía que dos equipos de una misma asociación nacional no podían avanzar a la tercera fase, por lo que necesariamente debían medir fuerzas en la segunda etapa de la competencia internacional.
El primer encuentro válido para esa etapa se jugó el 14 de abril de aquel año y terminó con una estrecha victoria de los celestes por dos goles contra uno.
Datos y apuntes |
El primero |
El profesionalismo En 1950, la Asociación de Fútbol de La Paz adoptó ese denominativo en reemplazo de su anterior nombre en idioma inglés: La Paz Foot-ball Association y decidió que sus jugadores sean profesionales. Aquella decisión derivó inclusive en la desafiliación de la entidad de los registros de la Federación, que suspendió a los jugadores registrados en La Paz. Y los dos primeros clásicos profesionales fueron para los celestes por 4-0 y 6-4. Bolívar fue el primer campeón del fútbol rentado paceño. |
La Liga El domingo 15 de enero de 1978 se disputó el primer clásico controlado por la Liga del Fútbol Profesional Boliviano. La victoria sonrió a los atigrados, que ganaron por dos a uno. A los nueve minutos de la primera parte, Ricardo Troncone abrió la cuenta, de penal, pero el empate se produciría a los 19 minutos del segundo período por intermedio de Luis Fernando Bastida y a los 33’, Jorge Carlos Lattini dio la victoria a los gualdinegros. Aquella tarde, 49.964 personas dejaron 1.113.840 pesos bolivianos de recaudación. |
10 días más tarde, los celestes ingresaron a la cancha más afilados que nunca. Se jugaban el pase a la tercera fase de la Copa Libertadores. Era entrar en la historia.
Y lo lograron con una goleada que dolió profundamente a los hinchas stronguistas. La tarde gris de aquel jueves 24 de abril, los académicos contaban en sus filas con jugadores como Luis Héctor Cristaldo, Vladimir Soria, Julio César Baldivieso y Víctor Hugo Antelo.
Un sistema de juego totalmente ofensivo dispuesto por el técnico José Omar Pastoriza.
Los gualdinegros se habían reforzado con dos hombres, de quienes sólo uno, Víctor Hugo Andrada, cumplió adecuadamente, pues el zaguero central Luis Ignacio Tomé jugó muy poco o nada.
Jorge Vichera, el entrenador del Tigre, alineó a jugadores importantes como Luis Alberto Ibarra, Olsen Borja, Robert Arteaga y Sergio Óscar Luna.
Cristaldo y Arteaga fueron expulsados. Ambos jugadores, egresados de la Academia Tahuichi Aguilera, de Santa Cruz, protagonizaron siempre intensos duelos e inclusive cuando se encontraron en filas del Tigre, en las prácticas se sacaban chispas en cada cruce.
Para rearmar su defensa, Pastoriza dispuso que Douglas Cuenca sustituya a Salaberry y, más tarde, el volante ofensivo Luis Ceferino Suárez reemplazó a Cueto, pero el argentino fue también expulsado, aunque cuando el juez argentino Ángel Sánchez le enseñó la tarjeta roja faltaba muy poco y todo ya estaba definido.
En aquel encuentro, la actuación de Baldivieso alcanzó un nivel sobresaliente. Fue autor de dos golazos, en tanto que el enorme Víctor Hugo Antelo anotó otro y Vladimir Soria, el restante.
Una multitud fue testigo de cómo los celestes dejaron en el camino a los aurinegros. Eran los tiempos en que al influjo de Mario Mercado Vaca Guzmán ejercían absoluta paternidad en el fútbol nacional.
Esa derrota causó el final del primer ciclo de Jorge Sfeir en la presidencia del Tigre y el éxodo de varios jugadores, como Ibarra que pasó a San José y el goleador Claudio Andrés Mir, quien fue contratado por los académicos.
En la tercera fase copera, los bolivaristas encontrarían un escollo imposible de superar: el Olimpia, de Paraguay, en cuyas filas llegó un viejo conocido de los académicos, el arquero Jorge Battaglia, quien mantuvo una pública polémica con el entonces vicepresidente del club Bolívar, Javier Ortuño, a quien dedicó el triunfo en Miraflores por uno a cero: “a ese señor que vende chompas en la calle Sagárnaga”. Ese cotejo se jugó el 27 de julio.
Tampoco Olimpia pudo hacer mucho más en esa edición de la Copa, que terminó en poder del Vélez Sarsfield argentino, que bajo el mando de Carlos Bianchi y el liderato del guardavallas paraguayo José Luis Chilavert ganaba a cuanto equipo se le ponía al frente.
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