Las controvertidas “nacionalizaciones”

El 1 de mayo se le ocurrió al Gobierno nacionalizar o expropiar la TDE, subsidiaria de la Red Eléctrica Española (REE), cuya toma, con el estilo de don Evo Morales, fue hecha con presencia militar, izando la bandera nacional y la wiphala. Esta absurda apropiación junto a la curiosa declaratoria de feriado nacional antes del primero de mayo, la hizo para rendir un” justo homenaje a los trabajadores en su día”. Lo cierto es que en el fondo había la intención de aplacar la convulsión social que vivía el país, protagonizada por la COB, médicos salubristas y universitarios.

Para esta “nacionalización” no se tomó en cuenta que la TDE, a lo largo de su permanencia en el país, ha sido una empresa responsable en su ramo, por la seriedad y sentido de empresa con la que ha sido manejada.

Por este contrasentido, como lo fue con ENTEL, no se vislumbra algún cambio favorable para los usuarios en cuanto a la calidad de servicio; las tarifas siguen igual que cuando fueron manejadas por los extranjeros; lo mismo sucede con la “nacionalización” de las generadoras de electricidad. Seguimos como antes, con apagones cada vez más frecuentes, ni pensar en una rebaja del consumo.

En cuanto a los hidrocarburos, según los medios y la opinión de expertos, la nacionalización del gas fue un fracaso, al cabo de seis años de la recuperación de “la propiedad y el control total de estos recursos”. Para el especialista en el ramo, Hugo Del Granado, el resultado es negativo, el avance en este rubro es cero, no hay ni una molécula de gas ni petrolera, ni siquiera perspectiva de un proceso de industrialización, no ha habido descubrimiento de nuevos yacimientos. Las reservas de gas de 28.7 trillones de pies cúbicos (TCF), registrados un 2003, bajaron 9.94 en 2011. En consecuencia Bolivia con este Gobierno ha perdido su autosuficiencia energética.

Carlos Miranda, especialista en hidrocarburos, señala que la exploración es nula y que pozos como Incahuasi son proyectos que estaban en marcha antes de la medida. Esto trae como secuela la importación de gas licuado de petróleo (GLP), diesel y aditivos para producir gasolina, lo que hace elevados gastos en el erario nacional, mientras las inversiones privadas cayeron por la inseguridad jurídica y la inestabilidad política.

Además la mayor parte de la renta petrolera que recibe el país no proviene desde la nacionalización de 2006 sino de la Ley de Hidrocarburos 3058, puesta en marcha un año antes, recalcan los entendidos. Uno de los motivos por el que el Mutún no viabiliza la siderurgia es la falta de provisión de gas que YPFB no puede cumplir. El caso de la nacionalización de Fancesa es inaudito, no se decide si va hacer compensada o no.

El 1 de mayo de 2006 en ocasión de la “nacionalización” de hidrocarburos, el presidente Morales dijo: “Se acabó el saqueo de los recursos naturales por parte de las empresas transnacionales”. Ahora, con la nacionalización de YPFB en Argentina, manifestó: “Estoy convencido de que no va influir para nada en Bolivia”. Resulta que REPSOL es el niño mimado del Gobierno, pero algo huele mal en los contratos suscritos con esta empresa. Estas son las contradicciones y paradojas del gobierno de Evo Morales.