¿Hasta cuándo el bloqueo del Prado?

Desde hace 9 meses varias personas levantaron para su residencia diurna y nocturna 8 carpas en el centro de la ciudad de La Paz, en el Prado. Son toldos como de chichería popular que perjudican y molestan de sobre manera a los transeúntes y obstaculizan el paso de vehículos por ese lugar, causando mal aspecto, accidentes y perjuicios, sin que existan autoridades municipales, policiales o del Gobierno central que pudieran desalojar a sus ocupantes, como indica la ley. Con esta actitud están perpetuándose en forma ilegal y sin pagar alquileres en terrenos públicos, en el paseo del Prado.

Las aproximadamente 10 personas que bloquean, son de un grupo de personas que reclaman el resarcimiento a víctimas de la violencia política en periodos de dictadura. Exigen el cumplimiento de la Ley 2.640 del año 2004, que estipula que el Tesoro General de la Nación debe asignar 3,6 millones de dólares en forma global para pagar a cada uno 300 salarios mínimos por única vez, o sea 300 mil bolivianos, y hay otros niveles inferiores.

El derecho a la protesta está consagrado en la Carta Magna, pero ningún artículo hace referencia a que a título de protesta puedan perpetuarse o asentarse en vías o terrenos públicos ni por un día, pues está en contra de la legalidad. Por su parte la Alcaldía de La Paz se hace de la vista gorda.

Los derechos que dicen tener, que los reclamen donde corresponda para que puedan cobrar cada uno un equivalente a 43 mil dólares como tope, sin perjudicar a la ciudadanía paceña.

A los del TIPNIS los desalojaron de la plaza Murillo a los pocos días de instalarse; en los casos de médicos, profesores rurales, urbanos o comerciantes minoristas u otras personas que marcharon o bloquearon plazas, calles o aceras públicas, la policía actúo con vehemencia y los desalojó. El no actuar en forma inmediata será una invitación a que otros grupos sociales, sean de provincias o del interior del país, se instalen en carpas o casas de calamina en plena plaza Murillo, avenida Arce, etc.

Es hora para que el Municipio de La Paz y la Policía Boliviana los desalojen del Prado, más aún cuando las fiestas de fin de año están llegando y la ciudadanía necesita circular con libertad. La ciudad de La Paz debe presentar la imagen de urbe hermosa y moderna, con luminarias que alegren el espíritu.

El autor es ex Presidente del Colegio de Auditores de Bolivia.