La plata no aparece

El caso de extorsión al ciudadano norteamericano Ostreicher tiene muchos elementos cinematográficos que entretienen y conmueven a millares de espectadores bolivianos, como la cholita cochabambina y su compadre, el periodista que la acompaña en la vida.

Vibrando de entusiasmo, ella me manifestó que esta última película que hoy nos hace vivir el gobierno del señor Evo es más emocionante y romántica que todas las anteriores, pues en ella interviene hasta un astro de Hollywood, como el ganador de dos premios “Oscar”, el señor Sean Penn, a quien le llaman familiarmente “mi Chonpan”.

Ausente del acontecer en la farándula, le pedí a mi pariente espiritual que me contara algo de este joven galán que la hace suspirar, contándome la girl from Quillacollo que este artista de verdad ya había visitado Bolivia y fue recibido en audiencia especial por el presidente Evo, quien cautivado por el artista le designó “sobre el pucho” Embajador de Bolivia para defender nuestro retorno al mar Pacífico y defensor también del derecho de los bolivianos a acullicar la hoja sagrada de la coca.

Con esa estupenda credencial de Embajador Extraordinario de Bolivia retornó al país y pudo ser visto y admirado por mi comadre Macacha, haciéndome partícipe de su admiración.

Volviendo al caso de la extorsión que sufrió el norteamericano, Macacha me contó que el Juez de la causa le negó el martes su libertad ante la sorpresa de todo el público, aunque mi comadre cochabambina me manifestó que todo forma parte del libreto cinematográfico.

Como soy lerdo de entendederas, pedí a la vivaz cholita que me anticipara el final de este escandaloso hecho de las extorsiones, si ya sabemos en qué ministerios trabajaban los funcionarios extorsionadores (Ministerio de la Presidencia y Ministerio de Gobierno), y también ya conocemos la voz de los jerarcas del régimen de que se hará justicia, caiga quien caiga, a lo que respondió la inteligente cholita: “no sea apresurado, compadre, es verdad que quienes están complicados en el asunto, ya todos -o casi todos- están presos, pero ahora viene lo difícil, por no decirle imposible, o sea que aparezca la plata, porque debemos saber, señor periodista y apreciado compadre, que la plata que obtuvieron quienes vendieron las miles de toneladas de arroz del inversor norteamericano, y la de aquéllos que vendieron el ganado y la maquinaria agrícola, toda esa plata jamás aparecerá.

Podrán aparecer los autores del delito, pero la plata nunca más aparecerá. Se lo asegura su comadre que nunca lo ha engañado ni nunca lo engañará...”.