Anuncios por demás extraños abundan en el país; así, son normales las opiniones en sentido de que la producción de gas no alcanza para el consumo interno; sin embargo hay -aunque no en cantidad necesaria- para las exportaciones al Brasil y la Argentina. Entre dichos anuncios está uno acerca de que en el Mutún se utilizaría para sus operaciones carbón de piedra o, en última instancia, carbón vegetal, tan sólo porque no hay gas.
¿Qué pasa con YPFB y los anuncios rimbombantes que hace su responsable interino? Lo extraño es que buena parte del gas que debería ser utilizado para el consumo interno se va al exterior por las vías del contrabando y, en algunos casos, parece que a camiones cisterna “les crece alas y pasan entre las nubes o encima de ellas”.
Desde hace muchos años, el contrabando de garrafas al Perú y al norte argentino es común y corriente. Informes muy serios indican que se trataría de miles de garrafas por día y, si se exagera las cifras, habrá que pensar por lo menos en muchos cientos de ellas. Por ejemplo, en las fronteras con el Perú su paso es frecuente y lo mismo ocurre en las regiones de Villamontes y otros sitios cercanos a la frontera.
Informes oficiales señalan que desde enero próximo, Argentina recibirá un total de 19 millones de metros cúbicos de gas y el Brasil continuará con 31 millones; ambos sumarán 50 millones de metros cúbicos y si la producción llega sólo a 56 millones de metros cúbicos, quiere decir que para el consumo interno sólo quedarán 6 millones, que son insuficientes para atender los requerimientos de la población. ¿Qué puede decir YPFB al respecto? ¿Es que se piensa importar gas?
Lo extraño es que el contrabando hace de las suyas y el gas boliviano tiene en la frontera un precio cuatro o cinco veces mayor al de su venta en Bolivia; esto implica que hay personas o “consorcios muy bien establecidos” que ganan millonadas a costa del descuido del Gobierno y de quien debería combatir al contrabando. La población, con justa razón, pregunta: ¿y qué hacen las FFAA -cuya presencia en las ciudades y otros centros poblados es innecesaria- que no resguardan las fronteras y evitan el contrabando que nos deja “secos de gas” porque se provee a países que fomentan esas compras en fronteras bolivianas? ¿Por qué no se desplaza a soldados y fracciones del ejército con objeto de evitar ese contrabando? ¿Qué dicen los mandos militares al respecto o es que se hacen de “la vista gorda” ante un delito que la institución armada podría evitar tan sólo vigilando las fronteras?
Vivimos tiempos en los que el delito se ha enseñoreado en el país y el contrabando de carburantes es normal; así, por ejemplo, hay informes sobre el diésel que no llega al país porque “en el camino hay compradores” que benefician a quienes buscan ganar sumas exorbitantes a costa del descuido e ingenuidad de las autoridades bolivianas.
Lo más grave de esta situación es que el contrabando de gas tiene subvención; es decir, pagamos mucho más a costa del TGN creyendo que beneficiamos al pueblo, cuando en realidad se lo perjudica y los beneficiados siguen en el gran negocio. El Gobierno, que pregona políticas de cambio, tendría que aplicar medidas muy serias para evitar la salida de carburantes hacia fronteras vecinas; de otro modo, a costa de nuestra pobreza seguiremos alimentando la economía de extraños.
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