Una prueba objetiva de cómo las autoridades estatales y la población en general han perdido la sensibilidad y aun la sensibilidad humanitaria, se encuentra en que sólo se ocupan con exclusividad de la suerte de diversos animales, como los perros y gatos, pero no dan la mínima importancia a más de dos mil niños que viven en las cárceles en las condiciones más deplorables que se pueda imaginar.
La poca o ninguna atención que muestran funcionarios de la alta jerarquía burocrática gobernante se confirma en primer lugar en la Cámara de Diputados del llamado Órgano Legislativo, donde se discute en forma acalorada un proyecto de ley para legalizar el cobro de impuestos por animal en propiedad y el tratamiento cruel o asesinato de estos seres.
El aludido proyecto de ley presentado por diputados del MAS propone al respecto un impuesto entre 10 y 100 bolivianos por animal doméstico que vive en un domicilio particular y 1.000 Bs. a quienes tengan criaderos de mascotas. Así mismo, una diputada del MAS también propuso que paguen impuestos quienes se dediquen a comercializar perros y gatos.
El proyecto de ley originó encendidas discusiones entre los diputados y en el debate (dejando de lado grandes problemas nacionales) se perdieron varias horas, terminando en una polémica en la que unos pedían aplicar medidas más estrictas y otros se oponían a cualquier impuesto, ya que a la larga se produciría una “masacre de perros y gatos”. En fin, los diputados se enfrascaron apasionadamente en el estado de esos animales y seguirá en mesa el proyecto de la diputada Quenata, presentado hace tres años y otro nuevo presentado por la ONG Animales SOS.
Empero, en lamentable manifestación de pérdida de perspectiva de la realidad nacional por parte de los diputados -característica típica del goce ilimitado del poder- alrededor de dos mil niños pobres viven en cárceles atestadas de delincuentes al lado de sus padres (muchos de los cuales no tienen sentencia) o salen a las calles a mendigar o caer en la delincuencia, son objeto de mal trato, etc.
Pero no sólo los parlamentarios no ven la realidad, sino también la población en general y en especial algunos periódicos que dedican páginas enteras a los animales y no hacen ni la menor referencia a la situación de los niños alojados en las cárceles o sea un ambiente donde reciben una educación que es fácil de imaginar. Esa preocupación por perros y gatos también ha llegado al Concejo Municipal, donde el proyecto de ley ha provocado debates acalorados que han sido magnificados por la prensa oficialista y otros medios de comunicación, que revelan que han perdido la sensibilidad y ven como algo normal que cientos de niños vivan tal vez en peores condiciones que los canes y felinos callejeros, aunque en algunos casos gozan de comodidades y dietas especiales.
Esa insensibilidad y carencia de humanidad de diputados y algunos diarios se ha extendido a la población en general, pues no han percibido el drama de los niños que viven en la Cárcel de San Pedro y otras. Es más, algunas de esas personas han pedido que los animales domésticos sean objeto de trato cariñoso, mejor alimentación, se les construya albergues y, ante todo, que se promulgue a la brevedad posible y con preferencia la ley de la diputada Quenata del MAS, a favor de canes y gatos y sea creada alguna subvención, como el “bono al mejor amigo del hombre”, en vista de la prosperidad del país.
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