Niños vestidos de potosinos, quienes se ganan unas monedas interpretando villancicos, empiezan a dejar de lado los instrumentos autóctonos para dar paso a los equipos de sonido.
Este año, son muy pocos los que muestran habilidades para la ejecución del charango, quena, zampoña o chullu-chullu, casi todos utilizan radios portátiles con un CD elegido, porque lo importante es no perder el paso en el momento del baile.
“Era un bonito atractivo observarlos tratando de tocar sus charanguitos o zampoñas, pero me imagino que con la tecnología todo se perderá con el tiempo”, comentó una de las transeúntes que dejaron una moneda en el cajón de caridad.
Los diminutos artistas callejeros aseguran que sus papás les compraron aparatos de sonido para que no se cansen tocando y bailando a la vez, además admitieron con inocencia que no lo “hacían tan bien”.