Chile debe restituir su acceso
El Pacto Americano celebrado en Washington en abril de 1890 ha establecido que “la teoría de la conquista será repudiada por el Derecho Internacional Americano y no se reconoce y se considera nula toda cesión de territorio hecha bajo amenaza de guerra o en presencia de fuerza armada”.
A Bolivia se le ha cercenado su litoral que constituía la verdadera válvula de su vida, pues hemos quedado completamente aislados del mar y con un carácter de tributarios de las naciones limítrofes.
La invasión filibustera, agresión, ocupación, depredación y actual dominio de nuestro litoral por la fuerza militar y la violencia usurpadora que obligó con coacción a firmar el injusto Tratado de 1904 es inadmisible e ilegítimo. La obligada mediterraneidad a que Bolivia ha sido sometida clama pronta reparación. Con el Tratado de 1904, Chile ha usurpado los territorios arrebatados, a sabiendas, por el derecho internacional, de que ningún Estado puede imponer a otro la renuncia a perpetuidad de su territorio e independencia.
Lo que ha hecho Chile con Bolivia no tiene antecedentes en la historia mundial. Ningún Estado ha condenado a la asfixia perpetua a otro, como en el presente caso, cercenándole sus únicos vitales pulmones habilitados con gran sacrificio por los bolivianos durante sus primeros cincuenta años de vida republicana: Antofagasta, Mejillones, Cobija y Tocopilla. Chile tiene la obligación moral, política y ética de restituir a Bolivia su acceso propio y soberano al mar, terminando con el funesto tutelaje que ha imperado hasta hoy. Tienen que reconocer que en 1879 no se produjo una guerra sino un asalto contra un país indefenso, donde Chile aprovechó las circunstancias adversas en las que se encontraba Bolivia para cometer la usurpación mediante invasión militar.
El Gobierno transandino debe aceptar que persiste el problema y que no tenemos una “aspiración” a conseguir algo que es suyo sino un derecho a recuperar nuestro mar, el litoral y los puertos soberanos que nos fueron arrebatados.
ALTERNATIVA SALIDA AL MAR PARA BOLIVIA
Chile quiere engañar al mundo entero cacareando a los cuatro vientos de que “es un asunto zanjado para siempre y que no deben nada, ni están obligados a nada, mucho menos a devolver un Puerto Soberano”. Si bien, en la legalidad de la letra y la firma del Tratado de 1904 que se le impuso militarmente a Bolivia se dice que Chile accede al dominio del departamento del Litoral Boliviano, no es legítimo que esa letra sea en la práctica una condena al enclaustramiento perpetuo de un Estado que, como el boliviano, merece por derecho propio contar nuevamente con sus vitales puertos soberanos, con los que sustenta su derecho al mar. Sudamérica aspira al imperio de la paz y el desarrollo integrado, y por ello el problema pendiente con Chile se convierte automáticamente en multilateral. Una vez que Bolivia presente la demanda correspondiente, los organismos internacionales especializados deben exigir a Chile la solución del enclaustramiento de Bolivia.
No se ha conformado Bolivia ni se conformará nunca con este inicuo enclaustramiento. Como es claro su derecho, así también es su protesta, firme, tenaz e invariable; y, a medida que el tiempo transcurre, y que la necesidad de sus puertos propios se acrecienta, es más fuerte y desesperada. No ha de cejar. No reclamamos las riquezas de que nos han despojado y que han labrado la prosperidad de Chile; puede el detentador quedarse con ellas. Lo que reclamamos son nuestros históricos puertos marítimos, para tener libre comunicación con el mundo. Porque ya es demasiado que, después de que nos han arrebatado nuestra hacienda, todavía se nos encarcele.
“El Pacto Americano” celebrado en Washington en abril de 1890 ha establecido que: “La teoría de la conquista será repudiada por el Derecho Internacional Americano y no se reconoce y se considera nula toda cesión de territorio hecha bajo amenaza de guerra o en presencia de fuerza armada. La Nación que hubiere hecho tales cesiones, tendrá derecho para exigir su devolución”. Chile está impidiendo, por medio de arbitraria ocupación militar del departamento del Litoral de Bolivia, el cumplimiento de este pacto. Basta consultar el Pacto Americano de repudio a la teoría de la conquista territorial mediante invasión armada en la Primera Conferencia Internacional Americana de 18 de abril de 1890, y contra la guerra de agresión en la Sexta Conferencia Internacional Americana de 18 de febrero de 1928.
(Jorge Edgar Zambrana Jiménez, analista de Historia)
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