Al parecer uno de los principales problemas que al presente dificulta el desarrollo del país y, al mismo tiempo, constituye una fuente inagotable de intranquilidad económica y social, es la opinión (casi generalizada) en torno a que Nación es lo mismo que Estado o sea que no existiría diferencia alguna entre esas dos categorías políticas, o bien sólo existe el Estado y no existe la nación. Es más, frecuentemente se emplea los términos nación o república como sinónimos de Estado, incurriendo, en esa forma, en una notoria impropiedad, cuando la diferencia entre ellos es grande.
El Derecho Administrativo considera que Nación y Estado son conceptos diferentes, pero que están unidos por una relación dialéctica, relación que tampoco se toma en cuenta y que, naturalmente, es el origen de nuevos conflictos, como el que actualmente se produce en el país con motivo del proyecto de Ley Minera que ya ha causado intranquilidad social, bloqueos de caminos, muertes, etc., por parte de los cooperativistas mineros, a lo largo y ancho del territorio nacional.
Sería preciso señalar que Nación (característica objetiva fundamental que se ha anulado para Bolivia por la Constitución) implica una serie de factores que van más allá del simple concepto de población o de vínculo político o jurídico con el Estado. Entre esos factores se destacan las tradiciones, costumbres, historia, religión, lengua, mercado, territorio, etc., vale decir aspectos materiales.
La Nación (territorio, economía, etc.) sirve de asiento a la población y es el ámbito espacial dentro del cual el Estado ejerce su poder; es el límite material de la acción efectiva de los gobernantes. No es, pues, el Estado boliviano actual el aparato formado por los diez millones de habitantes, sino es únicamente el aparato político en manos del partido o clase social dominante.
En otras palabras, el Estado es más únicamente el aparato político-administrativo creado por la nación o república, que debe estar siempre al servicio de una clase social, la misma que es encargada de velar por la existencia de un régimen social histórico determinado, que impone leyes favorables a sus intereses, donde la elite social dominante es capaz de financiar la fuerza. Es una entidad jurídica totalmente distinta de la Nación. El Estado no es el pueblo, el que está en función estatal, sino es sólo una clase la que está en esa función.
En conceptos didácticos la nación (o república), como aspecto material, crea un aparato político, el Estado y, por tanto, el Estado no existe sin nación. Siempre la nación origina al Estado, o sea que el Estado es un efecto político y la Nación es su causa y, por supuesto, sin la existencia de la Nación no puede existir el efecto, el Estado. De ahí que el Estado -en su sentido amplio- es únicamente el aparato político encargado de administrar los asuntos públicos de la Nación y los intereses de los sectores sociales dominantes, para oponerse, al mismo tiempo, a fuerzas que tratan de desestabilizar al régimen. De ahí que se lo define a veces como detentador exclusivo de la violencia.
De otro lado, el Estado no es dueño o propietario de los bienes de la Nación. No puede disponerlos a su gusto y capricho, o sea venderlos, apoderarse de ellos, etc. Los bienes de la nación son inalienables. En cambio, los bienes del Estado son ajenables. El Estado es únicamente el administrador, cuidador, policía de los mismos. Se lo conoce también como la administración estatal.
Finalmente, se debe agregar que el Estado es una persona jurídica que posee un patrimonio que es de su dominio y es en absoluto diferente del dominio público. Más propiamente, el dominio público es inalienable e imprescriptible, mientras el dominio privado estatal se halla sujeto prácticamente a las mismas reglas aplicables a la propiedad privada.
La confusión creada por la idea de que Nación y Estado son la misma cosa o que el Estado existe sin la Nación, constituye una idea pedestre y, si se mantiene esa teoría, es y seguirá siendo semillero de conflictos sociales y políticos en el país. Es más, en vez de resolver los grandes y agudos problemas que subsisten en el país, los agravará de manera ilimitada.
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