Emotiva y conmovedora fue la revelación sobre la “histórica” presencia del guerrillero Che Guevara a la 1ra. Reunión del grupo G-77 como supuesto “fundador” de la misma, manifestada por el Vicepresidente del Estado Plurinacional, hecho que a su juicio convertirá en ¡especial! la realización del próximo evento en nuestro país.
Lo anterior, en consecuencia, reabre la histórica herida aún no cicatrizada de la invasión extranjera a nuestro país, a la cabeza de aquel “santo” laico; y nos obliga al mismo tiempo a preguntarnos si el presente absurdo significa el fracaso de nuestra historia, su mal uso o la falta de contacto con nuestro pasado, es decir si aquella “guerrilla” no declarada a Bolivia se trató únicamente de un capítulo efímero e intrascendente que la historia puede olvidar y ¿perdonar?
Por lo precedente, tenemos, pues, la obligación de recordarle fraternalmente a esta autoridad que su actual función de gobierno como segundo mandatario tiene status de representación nacional; y exhortarle a la vez que su veneración y respeto por aquel “icono” sea reservada a su entorno e intimidad personal, o para el inexorable momento en que deje sus funciones, evitando comprometer a quienes, como bolivianos, pensamos lo contrario.
Pero consciente o no (al margen del penoso lapsus cometido), rememora la penetración foránea que enarboló el odio como factor de lucha, cuyas consecuencias sobrellevan hoy viudas y huérfanos de 63 soldados, oficiales y compatriotas que salieron en defensa de su patria, siendo asesinados impunemente y que aún esperan justicia o al menos un sencillo homenaje en su memoria.
Por otra parte, el peligro real con esta clase de manifestaciones es el “mensaje” que transmitimos a nuestros jóvenes, en sentido de que los únicos medios para su “liberación” son la lucha armada, la guerrilla, el terrorismo, etc. La guerrilla de Teoponte, en forma posterior, patrocinada por jóvenes compatriotas nuestros, fue deplorablemente el nefasto resultado de aquel ejemplo.
Finalmente no es impertinente ilustrar a la población, respecto a la futura reunión del G-77 en nuestro país, que la agenda de la misma abordará únicamente temas de inversión, comercio, tecnología, desarrollo y agricultura; es decir, serán ajenos totalmente aspectos de política y/o subversión.
En conclusión; debemos convencernos de que la apología de la violencia deshonra y envilece nuestros valores.
El autor es abogado.
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