La comunidad franciscana

En un solar que les confiriera el cacique aymara llamado Kirquincha, los misioneros franciscanos Francisco de los Ángeles Morales, Francisco de La Cruz Alcócer y Francisco de la Roca, acompañados por los frailes Mateo Jaramilla, Alfonso Alcañices y cinco hermanos laicos, en fraternal armonía con los vecinos y los indígenas del lugar, con trabajoso esfuerzo lograron construir los fundamentos de lo que sería el primer Convento de Religión.

Evocando la conmemoración del día de Santa María de los Ángeles o de la Porciúncula, fecha en que se celebra el perdón de Asís, el 2 de Agosto de 1549, Fray Francisco de los Angeles Morales, primer guardián de la comunidad, bendecía la colocación de la primera piedra, dando inicio a la edificación del Convento. La integridad del complejo arquitectónico fue afectada a raíz del derrumbe del primer templo por una fuerte y extraordinaria nevada, ocurrida entre los año 1608 a 1612. Se reiniciaron las reparaciones, gracias al resuelto soporte económico del Corregidor de La Paz, el hermano Terciario franciscano Diego de Portugal.

Aproximadamente en 1743, debido al acrecentamiento de la población, se hizo necesaria la edificación de un nuevo templo para poder cumplir con los requerimientos pastorales. El templo fue consagrado el 23 de abril de 1784 por el dignísimo Obispo de La Paz Gregorio Francisco de Campos, quien fue protector muy especial de la religión seráfica.

En esta difícil tarea resplandece el espíritu abnegado y el celo apostólico de Fray Bernardino de Cárdenas, quien fue el primer Obispo Andino, paceño de nacimiento. A comienzos del Siglo XX, don Isaac Tamayo dispuso la remodelación del altar mayor del templo y luego hizo colocar una imagen de la Inmaculada Concepción, importada desde Francia.

En 1926 al recordar el séptimo centenario de la muerte de San Francisco de Asís se construyó un pedestal en el atrio jardín para colocar la estatua del santo.

El 3 de agosto de 1952 el Templo de San Francisco fue elevado al rango de Basílica. Actualmente, la orden Franciscana prosigue vigorosamente la tarea de compartir su fe en todo momento y con todos, principalmente con los más necesitados; mantiene el dispensatorio de San Antonio de Padua, que sostiene la colecta del pan de San Antonio. Así mismo, cada sábado se reparte la comida entre los pobres que acuden “A la Olla de San Francisco”; para la educación se tiene el colegio Fray Bernardino de Cárdenas y la biblioteca pública del mismo nombre.

En el templo de San Francisco se conserva efigies muy caras a la fe cristiana, está la Virgen de Copacabana o de la Candelaria, cuya imagen fue llevada en 1582, por Francisco Tito Yupanqui, quien se quedó por un tiempo en el Convento de San Francisco, a concluir su obra.

Fray Francisco de Navarrete bendijo la imagen que luego fue llevada al Santuario de Copacabana, donde es venerada por miles de peregrinos, atraídos por la fama de sus milagros. El Santuario de Copacabana, del cual los padres Franciscanos son custodios desde hace más de 100 años.

Por todo aquello, Dios guarde a este patrimonio religioso y cultural de los paceños y bolivianos.