Freddy Illanes Vedia
La Dra. Elsa Paredes de Salazar, siguiendo la trayectoria de su padre, el Dr. Manuel Rigoberto Paredes Iturri y de su hermano Antonio, aportó con un novedoso estudio que en síntesis propugna la eliminación de la pollera de uso común por la mujer del campo en la ciudad, que junto a la unificación del idioma evitarían la discriminación que atenta y retarda la integración de la familia boliviana, especialmente de la mujer. Sin duda el tema es polémico.
Sin embargo la autora, humanista por excelencia, se anticipa a aclarar que las vestimentas, atuendos folclóricos o típicos y de danzas tienen gran valor tradicional y deben ser conservados para evitar su total desaparición y olvido, en museos, láminas libros y otros.
La Dra. Paredes en su libro “Presencia de nuestro pueblo”, en el primer capítulo de su ensayo considera que es tiempo que esa reserva humana tan apreciada que es la masa indígena, rinda sus frutos, con su integración real a la sociedad como una nueva esperanza para el futuro de nuestro país. El segundo capítulo es un estudio documentado del origen e historia de nuestros trajes típicos. En el tercero describe los trajes regionales de los diferentes departamentos y provincias de Bolivia. Y el cuarto finaliza describiendo los trajes de danzas y bailes nacionales.
A raíz de todo este estudio y de una colección sostenida creó “El Museo Elsa Paredes de Salazar”, cuyo género está re-frendada a través de trajes típi-cos de Bolivia y el mundo.
La motivación de esta colec-ción se origina cuando Dña. Elsa a sus 8 años recibe como obsequio de su madre dos mu-ñecas que representaban dos culturas distintas, tanto en la manufactura como en la vesti-menta. Una de origen artesanal, fuste de alambre forrada con lana, de vestimenta andina. Y otra venida de Europa, de por-celana más sofisticada en su fabricación, de vestido sencillo con toques tradicio-nales.
Este hecho, que simbólicamente repre-sentó la unión de dos culturas diferentes a través del juego, dio inicio a esta colec-ción que actualmente cuenta con cerca de 1.800 piezas en más de 80 años de acopio sostenido. Museo que se encuen-tra en la zona de Sopocachi – Rosendo Gutiérrez, abierto al pueblo los martes y jueves a partir de las 16:00 a 19:00, don-de se emite una importante reflexión al visitar este Museo y se conserva la iden-tidad.
Los indígenas de América Latina han sabido preservar su identidad, su cultura y su lenguaje, a pesar de la presión colo-nial por imponer creencias, normas, idio-mas, vestimentas, religiones, técnicas y obras de arte diferentes y ajenas a su contexto cultural, social y ambiental.
La pasión por el baile es muy pronun-ciada entre los indígenas, bailan cuando se alegran como cuando tienen penas, por propia voluntad o por mandato de sus au-toridades, manifiesta el historiador Rigo-berto Paredes Iturri en 1949 en su libro “El Arte Folklórico de Bolivia”. Para los bailes preparan vestimentas especiales, con her-mosos tejidos y detalles que integran una verdadera expresión artística junto a la danza y la música.
El Museo Elsa Paredes de Salazar. Ofrece al público una amplia selección de muñecas vestidas con la indumentaria tra-dicional, trajes ceremoniales y atuendos de variadas danzas, tanto de los diferentes departamentos de Bolivia como de otros países. La intención de la coleccionista e investigadora boliviana es mostrar esta colección privada al público, implica un sincero deseo de compartir y difundir una amplia parte de la cultura de los pueblos, cual es la vestimenta tanto cotidiana como los días festivos.
Se establece interesantes comparacio-nes entre la vestimenta de las diferentes culturas. Los atuendos tradicionales origi-narios, ceremoniales y de danza son una parte fundamental de la cultura de los pue-blos al tener una representación material, visible, tangible, permite trascender y asi-milar aquello que pervive en las culturas como lo intangible.
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