Lorenzo Soliz Tito
Pronto se cumplirán seis meses desde que se iniciaron las inundaciones en la Amazonía; sin embargo, aún no es posible concluir la cuantificación de los daños e impactos que dejaron en la vida de la gente. En cuanto a la producción y alimentación, determinar las pérdidas sólo por las hectáreas de cultivo y las cabezas de ganado perdidas invisibiliza los medios de vida de familias indígenas y campesinas.
Un recorrido reciente por el área de trabajo de nuestra institución (Cipca) evidencia que las pérdidas en la agricultura (plátano, yuca, arroz, frejol, maíz), destinadas mayormente a su alimentación, son cuantiosas, aunque en diversa magnitud según las zonas. Se vieron afectadas en diversa magnitud unas 1.000 hectáreas de sistemas agroforestales en producción: plantas de mediano y largo plazo (cítricos, copoazú, palmeras, pacay, cacao, maderables, etc.); la pérdida total de una hectárea de sistema agroforestal en producción representa la pérdida de al menos Bs 15.000 anuales durante los próximos diez a 15 años.
Entretanto, por la muerte del ganado menor (gallinas, patos, puercos, ovejas de pelo) las familias no tienen suficiente alimento proteico. Además, por la inundación de los bosques las familias no han podido recolectar parte de sus alimentos y productos destinados a los mercados: castaña, cacao silvestre, asaí, majo, palmito, medicinas diversas, materiales de construcción, etc.; los animales de caza han muerto o han huido para refugiarse en espacios de altura.
Pasada la etapa más crítica, muchas familias han vuelto a sus comunidades, y pese a los impactos materiales y no materiales, sorprende su capacidad y decisión de volver a construir o reconstruir sus medios de vida en sus propias comunidades, en sus territorios; de volver a plantar sus sistemas agroforestales, criar su bosque y sus animales y sembrar sus cultivos. En suma, de seguir criando la vida.
No obstante, esa voluntad requiere de un apoyo, de un respaldo sobre todo para aquellas familias que lo han perdido todo o gran parte de sus medios de vida. De las más de 6.600 familias identificadas por Cipca, más de 2.400 han sido dotadas de semillas y la gran mayoría ya las ha sembrado, en una superficie total de unas 1.800 hectáreas. Las primeras cosechas de hortalizas y maíz se iniciarán a finales de junio. El propósito es que tengan alimentos a corto plazo, dispongan de productos para el mercado y reserven semilla para el nuevo ciclo agrícola. Mientras tanto, van habilitando y recuperando sus sistemas agroforestales, los accesos al bosque, y pronto recibirán la dotación de animales menores. Todo ello es parte de la propuesta que implementamos en la Amazonía.
Las inundaciones deben constituirse en una llamada de atención para que todos escuchemos las señales y voces de la naturaleza, para cambiar nuestras prácticas y formas de relación con ella y para gestionar los riesgos a los que estamos sometidos. También para un diálogo intergeneracional en que abuelos(as) compartan con jóvenes y niños(as) sus conocimientos y saberes acerca de las señales de la naturaleza; para combinar los conocimientos denominados científicos con los conocimientos locales y ancestrales.
El autor es Director General de CIPCA.
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