La alimentación en el embarazo es fundamental para la formación del nuevo ser, en especial durante los primeros meses, en los que se requiere de una nutrición adecuada para un desarrollo sano. La suplementación con vitaminas y minerales contribuye a regularizar cualquier desarreglo bioquímico que ocurra en el organismo a través de la nutrición ortomolecular.
“La diferencia entre nutrición y nutrición ortomolecular radica en que mientras la primera indica qué alimentos se debe consumir y en qué proporción, la segunda ayuda a equilibrar el desarreglo bioquímico que se produce a nivel celular en el organismo para su correcto funcionamiento”, explicó la nutricionista ortomolecular Alyne Reyes Caba.
Con la nutrición ortomolecular se busca personalizar los nutrientes que son necesarios para cada etapa de la vida, así en el embarazo sólo se podrá suplementar si la embarazada tiene deficiencia de alguna vitamina o mineral, considerando su genética, estilo de vida, hábitos alimenticios, entre otros aspectos.
“Durante el embarazo es importante la suplementación de vitaminas y minerales, porque el bebé se encuentra en plena etapa de formación de sus huesos, sistema nervioso, cardiovascular e inmunológico. Si la madre no recibe lo necesario, el niño nace con deficiencias, como el caso del ácido fólico que sirve para prevenir alteraciones cromosómicas y neuronales”, explicó Reyes.
La alimentación debe ir de la mano de los suplementos. Si por algún motivo la madre tiene alguna deficiencia nutricional, ésta podrá ser cubierta con los suplementos de vitaminas y minerales dosificadas en cada caso, las que también le servirán durante el periodo de lactancia.
“Lo ideal sería que la madre reciba suplementos nutricionales antes de su embarazo, con el fin de evitar deficiencias que se puedan arrastrar y repercutir una vez que nazca el niño, por ejemplo: si sufre anemia leve con el parto se pierde mucha sangre y se acentúa este problema convirtiéndose en crónico”, dijo la nutricionista.
Ocurre que si la gestante está bien nutrida y tiene buenas reservas de antioxidantes en vitaminas y minerales no tendrá problema alguno, porque del 100 por ciento que se tenga, el 80 por ciento será destinado al niño y un 20 por ciento a la madre. Pero si sucede lo contrario, esa distribución en el caso del 20 por ciento no será suficiente para satisfacer el requerimiento de la gestante.
“Para que los alimentos, vitaminas y minerales sean asimilados por el organismo, es necesario contar con una flora intestinal sana, caso contrario ninguno de los nutrientes ingeridos contribuirá a devolver ese equilibrio bioquímico que la madre necesitará para el bienestar suyo y el de su bebé”, explicó Reyes.
Los antioxidantes se encuentran contenidos en el olivo, ajo, arroz integral, coliflor, brócoli, berenjena, jengibre, perejil, cebolla, cítricos, tomates, romero, entre otras sustancias y en la leche materna.
SUPLEMENTACIÓN
La dosificación de vitaminas y minerales a la mujer en estado de gravidez está sujeta a la práctica de una serie de análisis que deben estar acompañados de sintomatologías como cansancio, fatiga, falta de sueño, calambres, sensación de hinchazón y problemas gastrointestinales.
“El problema del estreñimiento suele presentarse, debido a la ausencia del consumo de fibra que tiene que ver con la alimentación y de que nada vale que se tome calcio, hierro, ácido fólico y zinc si no se está bien nutrida, porque al consumir café, té o gaseosas impiden que la absorción de nutrientes sea correcta”, aseguró Reyes.
Entre los alimentos que son ricos en fibra están las frutas y vegetales crudos, porque si se los hace hervir pierden el 70 por ciento de sus propiedades, a diferencia de cuando se los come crudos, porque estimula el sistema inmunológico que produce un adecuado funcionamiento del sistema intestinal, evitando que la madre se estriña y a la larga tenga hemorroides, colesterol y triglicéridos elevados, además de diabetes gestacional.
“Las proteínas son importantes para la formación de tejido muscular y están en las carnes de res, pescado y en leguminosas como la lenteja, poroto, soya, maíz y quinua, que se presentan como una alternativa para aquellas madres vegetarianas no se les puede obligar a comer carne, pero se debe reemplazar esta fuente de hierro”, dijo la especialista.
La nutricionista recomendó no mezclar los alimentos ni consumirlos en cualquier horario, aunque a la gestante se le antoje diversos tipos de alimentos y por la noche. Lo ideal es educar desde el vientre los hábitos alimenticios del bebé y los horarios de consumo. Debe evitar también las gaseosas, el chocolates y azúcar en exceso.
“Otros alimentos que contienen hierro son las verduras de color verde intenso como ser: espinaca, acelga, berros, apio y perejil. Para desarrollar el sistema nervioso está el complejo B que se encuentra en los cereales integrales, germen de trigo, soya, avena y frutos secos como: uva, ciruela, durazno seco, leche y yogurt”, aseguró Reyes.
Usualmente, la cocción de las carnes debe ser con preferencia a la plancha o al horno y evitar su fritura, porque se produce una reacción toxica denominada proelina, que se impregna en las carnes y baja la calidad de la flora intestinal, además produce cansancio en las personas que la comen de esa manera.
“Cuando se consume todo fritado como los pollos a la broaster, hamburguesas o milanesas, a la media hora la persona tiene sueño, porque quita la energía y requiere de mucha digestión, siendo que el cerebro necesita esta energía, pero como hay mucha grasa se produce somnolencia y cansancio. Por este motivo, es mejor su preparación a la plancha”, dijo la nutricionista.
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