Visualización alfa: Una solución a los problemas

Existe un ejercicio mental-corporal que se puede aprender con una cierta cantidad de adiestramiento y permite programar nuestra mente profunda para identificar los problemas que más preocupan, porque atinge a nuestro corazón.

Nuestra mente consciente es excelente en muchos sentidos, pero no tiene la capacidad de darse cuenta de las cosas que ocurren en el mundo inconsciente de nuestra propia mente.

La prueba de lo que afirmo está en la realidad comunicativa de cada hogar, porque sus miembros saben el tipo de comunicación que cada uno tiene y, sobre todo, sabe cómo es esa comunicación en los momentos de crisis o en los momentos de tensión por diferentes situaciones que pasan y suceden en la vida.

Los gritos y peleas son cosa común, las comunicaciones hirientes, las comunicaciones de crítica y de mala fe, las comunicaciones de mala voluntad que nos producen estados mentales y emocionales de sufrimiento interior, de negatividad profunda y de un malestar que no merecemos experimentar, todas esas comunicaciones negativas no se las puede resolver con la simple mente consciente pues ningún entendimiento consciente puede modificar los programas lingüísticos que están funcionando y operando en la mente subconsciente.

Cuando aprendemos el ejercicio de la visualización alfa, en cierta forma aprendemos a comunicarnos con nuestra mente subconsciente y esa comunicación es la que permite tomar conciencia de nuestra propia ignorancia respecto a los procesos.

Subconscientes y partiendo de ese hecho, podemos programarnos para dejar de hacer sentir mal a los demás con nuestras palabras, con nuestras actitudes y con las malas opiniones que tenemos de los mismos. Son muchísimas las personas que viven practicando este tipo de comunicación sin darse cuenta de que van haciendo sufrir a los demás, van sembrando dolor y sufrimiento y esto genera karma, retorno y desintegración de la relaciones familiares, de las relaciones sociales y también de la relación de pareja.

Las personas que practican la comunicación negativa no lo hacen por malas, sino porque ignoran que esa comunicación surge de su mente inconsciente o subconsciente y a pesar de tener buenas intenciones, van destrozando sus mejores relaciones de pareja, su relación con sus hijos si es que los tienen y, sobre todo, su relación consigo mismos y con su éxito en la vida.

Pienso que el triunfo personal de cualquier individuo en este mundo comienza cuando conoce sus estados internos de la mente y la imagen de su habitación especial para pensar. Para que exista y comience a crecer ese triunfo, debe tener una segunda parte, la persona que aprenda a visualizar de esa forma, debe comprometerse por su cuenta a repetir ese ejercicio hasta

que se convierta en hábito y de esa manera adquirir el recurso para reconocer cualquier problema en su nivel profundo y, por supuesto, para visualizar su respectiva solución. De esa manera se inicia una vida positiva en la cual uno adquiere hábitos constructivos en los que los

vicios van disminuyendo de intensidad y las conductas visualizatorias y placenteras se van haciendo parte de nuestro proceso de aprendizaje interno y de nuestra felicidad personal.

Los resultados que se obtienen cuando se aprende a realizar este precioso ejercicio aumentan nuestra energía vital y nuestra autoestima, pues es sorprendente la cantidad de nuevas decisiones que vamos tomando para ir corrigiendo nuestros hábitos, nuestras maneras negativas de comunicar y nuestras maneras de hacer las cosas.

Un amigo al que adiestré en el arte de hacer este ejercicio tomó una decisión sorprendente, decidió dejar de beber los domingos, pues tenía ese hábito por más de seis años y pudo tomar conciencia de lo que realmente estaba haciendo. Con un poco de vergüenza y de grandeza a la vez me dijo: Ahora sé que lo que estaba haciendo era algo muy tonto y me siento muy bien de haber encontrado otras opciones que antes no se me habían ocurrido, ahora disfruto con mi familia y estoy realizando un proyecto interesante que hace mucho tiempo había soñado.