Desde hace tiempo algunos analistas afirman con insistencia que el gobierno de Evo Morales es prolongación del gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada y que el actual Presidente del Estado es únicamente administrador de lo que dejó el exmandatario, hoy exiliado en EEUU. Esa apreciación fue respaldada en forma categórica por el expresidente Carlos Mesa en entrevista de prensa (La Razón, Animal Político, 8 de junio, pág. E4), en la que sostuvo sin ambages que existe un “parentesco” de continuidad entre ambos gobiernos y que ambos se “enmarcan en las grandes políticas públicas nacionales”.
En esa declaración Mesa, en calidad de vocero a nivel internacional para la negociación marítima boliviana en La Haya, señala que sostiene esa posición (que Evo es continuación de Goni) en su reciente libro “Breve Historia de las políticas públicas en Bolivia” (La Paz, Gisbert, 2014), en el que hace diversas apreciaciones acerca de la política del pacto entre el Estado y la sociedad, pero en especial hace referencia al “parentesco” entre los gobiernos de Sánchez de Lozada y Evo Morales.
En forma concreta, Mesa indica que Evo Morales y Sánchez de Lozada coinciden en que ambos gobiernos se enmarcan en las grandes políticas públicas nacionales, pero en particular en las medidas más importantes que Sánchez de Lozada dictó en sus dos gobiernos, en particular la Ley INRA, la Participación Popular, la reforma de la educación, la educación cultural bilingüe y otras. El exmandatario agrega que el Gobierno de Evo Morales es continuación de la política de Sánchez de Lozada en lo que se refiere “al proceso de industrialización” y tiene como “objetivo final la petroquímica”.
A tiempo de declarar esa afinidad entre las políticas antagónicas de Morales y Sánchez de Lozada, Mesa manifiesta que ambas tendencias políticas creen, cada una de ellas, que son “el camino mejor para la sociedad” (!), opinión diametralmente opuesta a la conocida política del actual mandatario del país y que critica acerbamente la política neoliberal de Goni y ha expresado de forma reiterada que aplica lineamientos económicos y políticos en absoluto contrarios al “neoliberalismo gonista”.
En forma más específica, cuando el periodista le preguntó “¿Hay parentesco de continuidad entre Sánchez de Lozada y Evo Morales?”, Carlos Mesa respondió sin dudar que sí. “Mi respuesta es sí, sí en ese sentido”, y agregó que existiría alguna “contradicción definida”, y que en esa continuidad “las distancias son mucho menores de lo que parecen”, enfatizó. De otro lado, en otras afirmaciones, Mesa confesó que “No de muy buen grado el presidente Morales ha tenido que aceptar la autonomía”, que “cuando yo llegué al gobierno, era contrario a la Asamblea Constituyente” y, que la “institucionalidad pos Constituyente se ha anclado de manera absolutamente excesiva en el Presidente y eso es una fortaleza y una debilidad, porque depende demasiado de una persona, que no es eterna”.
No deja de llamar la atención la opinión de Mesa, contraria a la posición del Gobierno, más aún por su cualidad de ex Presidente de Bolivia y la función oficial que ahora ocupa sobre la causa marítima boliviana. Posición que sería antagónica a la que sostiene el gobierno de Morales, pues, inclusive, está pendiente un juicio de extradición a Sánchez de Lozada por “traición a la Patria”, los sucesos de octubre de 2003 y otros. Así, no se entiende cómo se ha puesto fin y se concilian esos dos extremos, a no ser que se recuerde el lema del escudo de La Paz que dice: “Los discordes en concordia, en paz y amor se juntaron y pueblo de paz fundaron para perpetua memoria”.
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