En el templo de la velocidad

Hamilton ganó su segundo GP en Italia en Mercedes. A pesar de su partida defectuosa porque luego apretó paso a Massa y Boltari hasta ubicarse segundo y esperar el mínimo error de Rosberg, quien no pudo resistir la presión del piloto británico y cometió el desliz, ya que después de la recta principal se salió del trazado porque debió girar a la derecha y entrar a la horquilla para después volver a girar a la izquierda y salir a unos 290 km por hora.

De ahí en adelante Hamilton no soltó el primer puesto para nada, es más su equipo de asistencia cuando requería de este tardó solo dos segundos y medio, a eso el excampeón del mundo aportó con un manejo agresivo pero seguro porque en cada giro le aumentaba una décima a su compañero de equipo Rosberg.

Es evidente, que consolidó su victoria desde la quinta vuelta, supo administrar su ventaja que la incrementó cuando se podía, pero siempre mirando el espejo retrovisor porque ahí estaba la sombra de Rosberg.

Buen triunfo de Hamilton.

Pero, ocurre un aspecto relevante en la F1, parece que las escuderías no quieren invertir para mejorar su rendimiento, es más, los cuatro primeros puestos tienen suministro de motor Mercedes, que parece haber encontrado la fórmula de eficiencia, porque es no bueno que el mencionado accesorio acumule ventaja de un segundo en cada giro al resto de los participantes.

Un GP, normal en su desenvolvimiento, buen día, temperatura agradable, no hubo lluvia, donde tal vez la noticia fue el abandono del español Fernando Alonso, quien dejó de sumar puntos después de 79 Grandes Premios. Le fallo el ERS (sistema de recuperación de energía).

La próxima cita será en Singapur en dos semanas.