Por Mario Daza Castellón
• “Ahora los puestos han crecido, no hay espacio en las calles de la 16 de Julio, la competencia es feroz, pues algunos comerciantes compran un fardo, abren en la calle y venden a lo que sale y no tienen puestos. Nosotros pagamos entre 15-18 bolivianos anualmente al municipio”, se trata de la Asociación Pascue y vecinos.
No existen estadísticas de cuántos bolivianos se dedican a la venta de ropa usada, algunos sostienen que son más de 200 mil en todo el país. Pese a que el Decreto Supremo 28761 del 21 de junio del 2006 prohíbe la internación y la venta de la misma, esta actividad se desarrolla casi con total normalidad en ambos sectores.
Si bien el número no es exacto, esa cantidad nos indica que para abastecer a tantos vendedores tendrá que existir también personas que suministren en considerable cantidad, ya sea de manera “legal” o ilegal los fardos de ropa. De un tiempo a esta parte no ha bajado su venta, por el contrario, ahora se vende incluso en los barrios, ya no centran su actividad en ferias grandes, por el contrario tratan de pasar desapercibidos.
Por ejemplo, en barrios de El Alto se pueden observar a otras asociaciones de comerciantes de ropa usada, como también en el resto de los departamentos, ya que esta actividad ha crecido, cuando está prohibida.
Las preguntas surgen a la vista ¿cómo internan los fardos desde Chile?, ¿Quiénes se dedican y por qué pasan desapercibidos el ingreso de fardos?, ¿Será tan grande la frontera con Chile, como para no poder controlar el contrabando de ropa usada? o ¿Tal vez alguna repartición se está haciendo de la vista gorda?
Tratando de despejar estas interrogantes, fuimos en busca de los dirigentes de ropa usada en la feria 16 de Julio de El Alto, luego de hacerlo en tiendas del centro de la ciudad, donde existen galerías enteras de ropa usada y la respuesta fue “nosotros vendemos nomás”, uno que otro expuso, que ellos compran prendas escogidas y casi nuevas “se vende mejor la ropa americana”, expresaron.
OTROS SECTORES
En ese afán, nos fuimos muy temprano a la feria 16 de Julio, pensamos encontrar la venta de fardos a los minoristas; sin embargo, no fue así. Nos dijeron que en la madrugada llegan los camiones desde Oruro. Acudimos a los dirigentes de los minoristas, agrupados en asociaciones y pertenecen, dependiendo del sector donde están ubicados sus puestos, pero hay otros que buscan un lugar para vender un fardo que es abierto a la vista de los clientes y se escogen la mercadería en base a un precio fijo por prenda.
Doña Hortencia Quispe, secretaria general de la Asociación de Ropa Usada “Virgen de Urkupiña”, que cuenta con 180 afiliados, en conversación con EL DIARIO, dijo “bajó la venta de ropa usada en este sector, debido a que son comercializados en distintos barrios de la ciudad de El Alto. Además, que la venta de ropa americana y china es muy dura la competencia para el sector”.
La venta de fardos de ropa continúa, no existe un control eficiente por parte de las autoridades, porque en la frontera algunos días controlan y otros no. La gente que se dedica a esta actividad sabe cómo ingresar la mercadería por la frontera.
Sostienen que la ropa china efectivamente es nueva, pero de baja calidad “incluso la nacional es de mejor calidad, solamente que la ropa nuestra tiene fallas en la confección, nos falta perfeccionar la costura, si podríamos superar esto se puede vender muy bien la ropa nacional”.
LA ROPA USADA NO ES BARATA
Según Quispe, el precio de la ropa americana ha subido, el fardo está en 80 dólares de menor precio, no de buena calidad y el de primera unos 300-400 dólares.
Los fardos más caros son abrigos, pantalones, ternos; sin embargo, los comerciantes deben cambiar la ropa cada temporada de acuerdo al clima en la región.
“Hay competencia de precios, pero salen más las prendas baratas, la gente busca ese tipo de ropa y como dirigente cuidamos que no haya problemas entre ellos y lleven el pan de cada día a su casa. Ojalá podamos cambiar de rubro o confeccionar ropas nacionales para sacar adelante a nuestro país. Eso conversamos con otros dirigentes y casi no tenemos contacto con las autoridades para exponerles esta inquietud que tenemos”, afirma la dirigente.
Por su lado, Javier Choque, secretario de relaciones de la misma asociación opinó que este trabajo es para sobrevivir y se debe cambiar constantemente la mercadería, caso contrario no se vende: “Entiendo que está prohibido internar ropa, pero son los mismos dirigentes y autoridades que hacen llegar los fardos de manera clandestina, sino hubiese y nosotros no venderíamos”.
“Sabemos que algunos farderos trabajan con autoridades para internar al país la ropa usada, porque nosotros somos vendedores al detalle, no nos dedicamos a esa labor. Nuestros afiliados compran los fardos que llegan de Oruro en camiones y venden en la feria 16 de Julio, además tienen depósitos en varias viviendas”, dijo.
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