El suicidio asistido de Brittany Maynard, la joven de 29 años enferma de cáncer terminal que acabó con su vida el sábado, despertó en Estados Unidos la polémica sobre el derecho a una muerte digna, una opción legal en cinco estados.
Para poder morir, la joven, a la que se le diagnosticó cáncer cerebral hace seis meses, se mudó desde California a Portland, en Oregón, donde la ley permite a los médicos dar a los enfermos un fármaco para morir sin dolor.
Esta opción fue aprobada este año en Vermont, en 2008 en Washington y en 1997 en Oregón, donde la ley “Muerte con Dignidad” permite morir a 70 personas al año, explicó Derek Humphry, una de las personas que redactó esta norma y expresidente de la Federación Mundial de Sociedades por el Derecho a Morir.