¿Pasarán los tiempos de injusticias?

Pasaron las elecciones y tanto el Presidente del Estado como los candidatos de oposición señalaron durante la campaña la necesidad de que haya unidad y armonía en el país. Ahora, se sabe los resultados y todos, al unísono, deberían tomar en cuenta lo que prometieron al pueblo y parte de ello es ingresar en períodos de conciliación, armonía y rectificación de conductas con miras a conseguir la unidad de todos los bolivianos.

Hay mucho del pasado de nueve años que es preciso rectificar haciendo abstracción de la soberbia y la petulancia que han causado mucho daño a muchos ciudadanos en formas de apresamientos por cuestiones políticas, exilios y marginamiento de bolivianos que se han visto obligados a emigrar a otros países. Todo este cúmulo de hechos implica haber aplicado políticas injustas y arbitrarias que no necesitaba el Gobierno porque contaba con ser Gobierno legal y constitucional y, sobre todo, no tenía pendiente sobre su seguridad la “espada de Damocles” de un golpe civil o militar, extremo que, felizmente, ya pasó a la historia y no tiene trazas de repetirse en ninguna forma porque tanto gobernantes como gobernados han comprendido y abrasado firmemente los ideales democráticos.

Pero cuando se habla de injusticias, forzosamente hay que referirse al Poder Judicial que, pese a haber sido reestructurado, continúa con viejos procedimientos que implican menosprecio a la justicia porque sus componentes, jueces, fiscales y personal de tribunales, hacen abstracción total de lo que significa la justicia y con sus procedimientos hacen que la justicia tenga el mote de “la justicia boliviana es la peor injusticia”; cuando la realidad es que es mala la administración de esa justicia y no ella en sí misma ni en su significado ni alcances.

Tendrán que pasar los tiempos de procedimientos arbitrarios en diversos niveles, no sólo del Ejecutivo sino también del Poder Legislativo, que han dado lugar a extrañezas de la colectividad, especialmente por los gastos dispendiosos y el manejo atrabiliario de la economía, evitando procedimientos legales inclusive para la contratación de obras, compras, etc. Injusticias en procedimientos como compras arbitrarias que hacen bien a pocos en detrimento de causar mayor pobreza en el país.

Hay mucho que enmendar en aras de conseguir la concordia entre todos los bolivianos. No se puede seguir bajo eufemismos de que unos son de derecha otros de izquierda y los más, ser sólo víctimas de posiciones de intransigencia y discordias. La política tiene que ser o, mejor, ratificarse en nuestro país como medio de servicio y éste, bajo todo punto de vista implica comprensión, respeto, amor y caridad para el bien común que es el pueblo.

Hay caminos que recorrer, mucho que enmendar y bastante por hacer y el Gobierno, con una dosis más de confianza otorgada en las elecciones, está obligado a responder al reto.