Punto aparte
El viraje al centro político ha sido la clave del triunfo de Evo Morales en las elecciones presidenciales del 12 de octubre, según el director de su campaña publicitaria, Walter Chávez. Puede entenderse que esta fue una revelación oficial, en el debate televisivo que sostuvo con Ricardo Paz Ballivián, quien cumplió igual rol en la postulación de Samuel Doria Medina.
Ballivián sostuvo, a su vez, que similar propósito se imprimió a la campaña de Unidad Demócrata (UD), con lo que se posesionó en la segunda posición del escrutinio del TSE (Tribunal Supremo Electoral), aunque con una apreciable diferencia en la votación ciudadana, respecto a la del MAS. Morales habría obtenido el 61,36 por ciento de los sufragios y Doria Medina el 24,49%, según el cómputo del TSE.
De ser efectivos tales cambios de posición ideológica, en el caso del MAS, de una izquierda difusa y en el de UD de una presunta línea derechista, resultaría ser toda una novedad. En el pasado, el centro casi no era protagonista de disputas. Prevaleció la polarización, aunque con algunos matices, a veces confusos.
Cabe resaltar, asimismo, la estrategia que siguió Morales para conseguir ese objetivo. Chávez mencionó la adscripción a sus políticas de dos ex presidentes y de personalidades políticas, empresariales y cívicas. Así como la cumbre del G-77 y la carrera del Dakar, cuyos costos superlativos e innecesarios causaron derroche inescrupuloso de fondos fiscales.
Políticamente, el centro se nutre de los postulados de ambos extremos, en especial en la economía, por ser factor determinante para orientar y definir el signo político de los gobiernos y de los partidos. De igual forma, en el destino de los países.
Chávez sostuvo, además, que el MAS adoptó posiciones centrista desde hace dos años, a lo que atribuyó el haber conseguido penetrar en sectores empresariales y sociales que, en el pasado, se identificaban con el liberalismo y el conservadurismo.
Empero, en este orden, uno de los sectores más apetecidos es la clase media, que no siempre tiene inquietudes políticas, pero que en casi todos los países, entre ellos Bolivia, tiene la característica de ser la más dinámica en impulsar el desarrollo y el crecimiento.
El centrismo político se sustenta en los principios democráticos, cuyos ejes centrales son la libertad, el pluralismo y el libre mercado. Si fuera evidente la aseveración de Chávez, el MAS se distanciaría de sus principios revolucionarios, de los que afirmaba que constituyen la base ideológica del “Proceso de Cambio”.
Por la experiencia de los casi nueve años del régimen masista, tal posibilidad, por lo menos, aparenta ser incierta, si acaso improbable de que abandone esa línea de conducta. Pues, es la que le sirvió, hasta la última elección, para seguir detentando el poder.
En el supuesto de que el centrismo sea la nueva doctrina política que inspire el accionar del oficialismo, lo que le correspondería es desistir del autoritarismo e incluso de los atisbos totalitarios con los que gobierna Bolivia.
En primer término, tendría que deponer la beligerancia con la que trata a sus presuntos o reales oponentes. Por tanto, dejar en libertad a ex dirigentes cívicos y políticos opositores que, desde hace más de cinco años, se hallan encarcelados. Igualmente, garantizar el respeto a los derechos y libertades de los exiliados que retornen al país.
Al mismo tiempo, impulsar los cambios necesarios en la justicia, comenzando por no seguir subordinándola a sus designios. De igual manera, permitir que la Asamblea Legislativa actúe con independencia; no persistir en su sometimiento al Palacio de Gobierno.
En materia económica hay que reconocer y hasta aplaudir al régimen de Morales, por haber mantenido vigente la estrategia macroeconómica del pasado, basada en el libre mercado.
El resultado de tal comportamiento se tradujo en la bonanza que estaría caracterizando actualmente a la economía nacional. A ello se agregó la impresionante subida de los precios de las materias primas que exporta el país.
En 2001 el precio del estaño era de 1,90 dólares la libra fina. En las gestiones de Morales subió hasta a 12 dólares. En el caso del gas natural, desde que se dispuso volúmenes exportables, en 1999, el precio del millón de BTU era de 1 dólar. En los últimos años ascendió a los 11 dólares.
En vista de la actual caída de estos precios y en sujeción a la aplicación de una política gubernamental de centro, será insoslayable reducir el gasto corriente público, dejar de invertir en proyectos empresariales que no funcionan, asumir a plenitud la austeridad y combatir severamente la corrupción.
En este último caso, dejar sin efecto los decretos supremos que autorizan las compras fiscales directas, retornando a las licitaciones, sin tener como pretexto que demoran las operaciones públicas. Más vale cuidar los centavos que dejar abiertas las compuertas de la corrupción.
Por último, garantizar el libre ejercicio de la libertad de expresión y de prensa. En demostración de ello, suspender los juicios que están pendientes contra tres órganos de prensa de La Paz, que son EL DIARIO, Página Siete y la agencia nacional de noticias Fides.
De vuelta a las consideraciones del centrismo político, posición que habría asumido el gobierno de Morales, como queda expuesto en líneas precedentes, la mayor expresión de este alineamiento político es la Social Democracia. En Alemania está vigente desde hace 63 años. A ella se le reconoce que fue la que permitió su reconstrucción, después de la Segunda Guerra Mundial.
En tanto que resolvió también el conflicto político entre los extremos, lo que permitió que ese país viva en paz y que su población alcance elevados estándares de vida.
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