El futuro de los precios del petróleo y derivados es visto con gran interés por los países productores, así como por los consumidores, especialmente por gobiernos de países pequeños, cuyos ingresos se basan en la exportación de esta materia prima estratégica.
Desde principios del presente siglo, la opinión mundial siguió con interés la curva ascendente del precio del petróleo y vio con atención su abrupto crecimiento hasta llegar de 20 a cerca de 150 dólares por barril. Ese movimiento económico “arrastró” a la vez al alza de otras materias primas, como el oro, estaño, zinc, cobre, etc.
Pero el punto más acuciante resultó, en todo caso, el del petróleo, cuyo precio parecía que llegaría a alrededor de 200 dólares por barril, con el respectivo beneficio para los países productores y los consiguientes perjuicios para las naciones consumidoras. En ese sentido, se auguraba que reduciéndose la producción, aumentando el consumo y produciéndose una serie de factores anexos, el futuro de esta materia prima era más optimista que nunca.
Sin embargo esa satisfacción resultó efímera y, al presente, el precio del petróleo se encuentra en un increíble descenso que amenaza con estabilizarse entre los 60 y 70 dólares. En efecto, pareciera que por un tiempo apreciable, el precio del “oro negro” mantendrá tendencia bajista con pocas posibilidades de recuperación y volver a las cotizaciones del último decenio.
Según los analistas, el precio del petróleo no se recuperará, hecho atribuible a varias causas objetivas que, de momento, serían irreversibles. En otras palabras, los países productores de petróleo deberán perder las esperanzas de gozar por las cotizaciones registradas en últimos tiempos.
El precio del petróleo cayó y se mantendrá en bajos niveles debido, entre otros, a la presencia del petróleo y gas de esquistos en el mercado, de yacimientos y tecnología en Estados Unidos y las decisiones de algunos miembros de la OPEP para no reducir su producción, con el objetivo de desalentar estas producciones, que estarían acercándose a su precio de equilibrio.
Por otro lado, también se registra una baja en el consumo de petróleo, debido a la ralentización de economías fuertemente consumidoras de petróleo, como la china, indicador que junto a los anteriores son determinantes para el mercado petrolero. A la par, se registra un fortalecimiento del dólar y una visible mejora de la economía norteamericana, factores que han determinado el nuevo panorama económico que, según se observa, continuará con la misma tendencia, vale decir que el precio del petróleo no se recuperará, causando las reflexiones de diversos gobiernos, entre ellos el boliviano, cuyo bienestar se basó casi exclusivamente en la extracción y exportación de gas, cuyo precio también seguirá el movimiento del petróleo.
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