Hace pocos días recibí una grata sorpresa, un libro obsequiado por el autor, el destacado periodista Alberto Zuazo Nathes, con una trayectoria de 52 años en este delicado oficio, el título: DELIRIOS POR EL PODER.
Como lo señalan las “palabras iniciales” sobre el texto, se trata de una selección y compilación de su columna de opinión “Punto Aparte”, de notas publicadas entre el 2000 y el 2013, un periodo definitivamente crítico de transición política, que se inició con la revolución de abril de 1952, generando un periodo de cambio notable en la vida política y económica del país, hasta un periodo de desgaste por ese aglomerado de partidos que inclusive “cruzaron ríos de sangre” para intentar una acción conjunta, que termina en fracasos y descontento nacional. Para dar lugar a lo que el destacado periodista señala: “somos testigos de sus fracasos y las consecuencias de los mismos. Sentimos desde su visión el entusiasmo de la población cuando se elige a Evo Morales. Y sufrimos las injusticias que se cometen a nombre del gobierno de los movimientos sociales en contra de todos los que piensan diferente”.
Una admirable síntesis de un periodo de renovación, seguido del desgaste que provoca el ejercicio del poder, para adentrarnos en otro esquema que muy pronto muestra sus vulnerabilidades, pese a lo cual ha tenido un considerable éxito en las últimas elecciones.
El título de la obra es explicado de la siguiente manera, “Delirios del poder” tiene por lo menos dos acepciones. La una, puede ser la expresión del amor apasionado que se siente en el enamoramiento o cuando se forma la pareja. La otra, adecuándola a la política partidista, permite interpretar que la pugna por llegar al ejercicio del poder, por los partidos políticos, suele constituirse en una patología, pues el delirio hace perder el equilibro en el comportamiento humano.
En este primer comentario dedicado a este fascinante recuento histórico, tocaré de manera muy esquemática, por supuesto, algunos de los principales títulos del periodo hasta el año 2002. “Perspectivas del MNR” comenta los resultados de las elecciones de diciembre del 2000, plantea la necesidad de que este partido realice un buen trabajo en el ámbito municipal que le permita “estructurar un nuevo partido y tenerlo movilizado para las elecciones del 2002”. Lanza una advertencia realmente premonitora: “la perspectiva del MNR no es halagadora, si acaso se mantiene inactivo”, incita a que este partido dedique su atención a: “los campesinos, los jóvenes, las mujeres, los tecnócratas y los bonosolistas”. Parecería que el MAS recogió esa lección para su actual triunfo.
Otro título es igualmente interesante: “El MIR en su hora” comenta igualmente los resultados de este partido en las elecciones municipales del 2000 y señala que este partido está en su “hora cenital”, lo cual le podría permitir una victoria electoral el 2002 y el liderato logrado por JPZ que le permitiría obtener un buen resultado en dicho encuentro. Un vaticinio también certero.
En contraste analiza “ADN sin candidato para el 2002”, señalando los obstáculos que enfrenta y que ello le significaría “una situación de gran incertidumbre sobre su futuro electoral”.
Pero su visión de analista le enseña que “El desencanto ciudadano”, “ha llegado a tal grado de malestar que no tolera más el engaño, la picardía, el abuso, la ineficiencia y la corrupción”. ¿No fueron advertencias valiosas que quedaron sin resolver y concluyeron en lo que todos conocemos?
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