Buscando la verdad
Si hay cosas que se deben y no deben decir, también hay las que merecen y no merecen comentarse. Me ocuparé hoy de una expresión pública que me sorprendió no sólo por la persona sino por el contexto en que fue dada.
Varios medios de prensa reprodujeron el 31 de octubre pasado una inesperada sentencia del presidente de la República, don Evo Morales Aima, quien en el momento de suscribir un contrato para la construcción de la faraónica Casa Grande del Pueblo, refiriéndose a las recientes elecciones generales expresó:
“Algunos candidatos decían: Si soy presidente va a volver Dios y la Biblia a Palacio, porque Satanás está en Palacio (...). Aquí no gobierna la Biblia sino la Constitución Política del Estado. Respetamos la Biblia, porque nos enseña parte de los valores, pero decir que va a volver al Palacio a gobernar…” (Hoybolivia.com) y, que “los bolivianos tenemos doble religión porque por un lado se asume la Biblia, pero por otro se siguen realizando ritos propios de las culturas nacionales” (ERBOL). Ahora mis observaciones al respecto.
Primero: Siendo que más del 90% de los bolivianos cree en el Dios del que habla la Biblia, ¿no resulta desafortunada tal declaración?
Segundo: Es verdad que el candidato presidencial Jorge Quiroga ofreció aquello, pero ¿alguna vez estuvo Dios en Palacio, incluso durante su mandato? De que la Biblia pudo estar, pudo, pero ¿estaba Dios en el corazón de los presidentes? La idolatría, las asonadas, las intrigas, los escándalos, etc., dan cuenta de que no fue así.
Tercero: Es cierto que entre la Biblia y la CPE gobierna esta última, y es así porque no refleja la voluntad del Dios verdadero cuando desde su mismo Preámbulo establece que surge del “mandato de nuestros pueblos, con la fortaleza de nuestra Pachamama y gracias a Dios, refundamos Bolivia”. Esta CPE no es el resultado de una inspiración divina, es apenas una expresión de buen deseo humano. Y es que, Dios no comparte su gloria con nada ni nadie y nada ni nadie escapa a su control y menos a su juicio.
Cuarto: El Dios de la Biblia no promueve una religión sino una relación con Él por medio de su Hijo, nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Asumir ritos y actos religiosos humanos afrenta a la Biblia y a la autoridad de Dios.
Quinto: Los valores de la Biblia son absolutos y el mayor de todos es el amor.
Cuando la Biblia y Dios no vuelvan sino entren al Palacio de Gobierno, entonces tendremos una Bolivia mejor, pero para eso primero tendrá que vivir Dios en el corazón de los bolivianos...
El autor es ciudadano boliviano, economista, Anciano y Pastor evangélico
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