Denuncias, criterios, comentarios, juicios sobre la corrupción abundan en el país, surgen de donde menos se piensa y provienen de quienes generalmente están bien informados o son testigos de hechos contrarios a la moral, las leyes y las buenas costumbres.
Hay hechos de corrupción de todo tipo, los personales y los que se hace en equipo por gente que, en su caso, compromete a las entidades en las que presta servicios. Esto último es lo que ocurre con muchas oficinas gubernamentales, donde muchas veces por excesos burocráticos, al contar con gran cantidad de personal, hay sitios para que corruptores actúen en el amplio campo de quienes están en peligro de ser corruptos.
Los partidos políticos de oposición, los ciudadanos que deben hacer trámites en oficinas públicas, ciudadanos que tienen que tratar asuntos que atingen a la comunidad en las diferentes ciudades; visitantes extranjeros que llegan en calidad de turistas, representantes de instituciones como la Iglesia Católica y muchos estratos de habitantes del país, denuncian periódicamente la existencia de corrupción.
Las autoridades requieren pruebas y quienes podrían presentarlas no pueden levantar actas de los actos de corrupción o, si poseen alguna prueba, no la presentan por temor a las revanchas. Hay temor en las personas por lo que pueda ocurrir a la familia, especialmente si se tiene en cuenta que el que delinque, el corrupto, el que viola las leyes si tiene la capacidad para infringirlas, posiblemente tendrá la disposición para hacer daño a quien lo denunció; entonces, hay un sentido de prudencia y previsión en quienes podrían denunciar.
Al margen de los actos de corrupción que circulan en las ciudades y en las propias esferas gubernamentales, están los asaltos a la propiedad privada, la inseguridad en que se desenvuelven las poblaciones de todo el país; está el contrabando, el narcotráfico, la dejadez e incumplimiento de deberes y responsabilidades por parte de funcionarios que deben estar al servicio del pueblo. Hay, pues, infinidad de modos y medios donde la corrupción está latente.
Es necesario entender que los vicios y los procedimientos corruptos se deben a la ausencia de valores, de virtudes y principios que normalmente se inician en el hogar y que adquieren mayoría de edad en las escuelas, colegios y universidades; en otras palabras, la corrupción es la carencia de educación y formación en valores. Educación y formación que debería ser parte de la educación en escuelas y colegios desde temprana edad de los niños. ¿Qué dicen al respecto los códigos de educación? ¿Cómo están conformados los programas de enseñanza? ¿Tienen bases sustantivas en virtudes, valores y principios?
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