Populismo versus República

En la ciudad de Zaragoza, España, se ha efectuado en septiembre pasado un simposio sobre democracia y participación política, en el que una joven politóloga guatemalteca, Gloria Álvarez, arrancó frenéticos aplausos de los concurrentes, luego de una breve exposición sobre el populismo, su significado, alcances y finalidades.

Además de haber sido una exposición brillante, concreta y breve, la expositora demostró una importante base de conocimientos de la ciencia política y la realidad política latinoamericana, poniendo énfasis en lo que es el populismo como modelo de acción política y que a partir de la aparición del “chavismo” en Venezuela, se ha extendido en algunos países que conforman el ALBA, pero cuyo costo de expansión le ha significado a la patria de Bolívar varios millones de millones de dólares, con el consiguiente empobrecimiento de la que fue otrora una rica nación.

Si bien la exposición de la señorita Álvarez no pasó de 15 minutos o quizá algo más, sin embargo el contenido de su exposición merece ser comentado y nosotros lo haremos sobre dos ideas expuestas, el populismo y la república democrática.

En estas mismas páginas del Decano de la Prensa Nacional hemos escrito seis notas de opinión referidas exclusivamente al populismo, en lo que va del actual régimen de gobierno. La primera fue publicada el 20 de febrero de 2006 con el título: “Cuidado con el populismo” y la más reciente es del 27 de septiembre de 2014 con el título: “Populismo de demagogia”, apuntando a lo que es el modelo de gobierno populista. Las ideas expresadas por la politóloga guatemalteca Álvarez coinciden en gran medida con lo que expresamos en nuestras notas, y hoy el populismo se lo ha incorporado en el estudio de las ideas políticas y de la política como administración del Estado, como un modelo singular.

Analicemos en resumen lo que significa el populismo y el republicanismo democrático. El primero dijimos que es un concepto distinto de lo popular, que resulta lo que es del agrado del pueblo por breve tiempo. El populismo no es de derecha ni izquierda, no es democrático o autoritario, socialista o liberal, etc., es todo a la vez, pues carece de una ideología política definida. Su finalidad es la de perpetuarse en el poder, es decir el poder por el poder. Está encarnado en un caudillo, que es el principio y fin del régimen, pero en general exalta al estatismo, pues el partido populista es el Estado y el caudillo el partido. En general tiende a concentrar el poder y sus métodos se acercan al fascismo y totalitarismo, aunque es plebiscitario para darle legitimidad; concluye el régimen cuando acaba el caudillo, su base real de sustento es el aparato militar.

El republicanismo nace en Grecia como una forma de gobierno representativa del pueblo y en Roma es sinónimo de democracia, pues en la etapa republicana, los cónsules son designados por los representantes del pueblo y el mismo Estado es denominado República, pues este término deriva de res: cosa, y pública, lo que es de todos.

El republicanismo como sinónimo de gobierno democrático elegido por el pueblo, fue tomado por todas las nuevas naciones que se sacudieron de la dependencia colonial y como proceso de superación del sistema feudal clasista y estamentario, así como de las monarquías de corte hereditario, en consecuencia cuando se habla de República, se habla de democracia.

La señorita Álvarez en su brillante exposición acusa a los gobiernos populistas de Latinoamérica, inspirados en el castrismo de Cuba y generosamente financiados con los petrodólares venezolanos (hasta su casi agotamiento), de socavar las bases republicanas de la democracia, imponiendo regímenes autocráticos que afectan en especial a los más pobres, en cuyo nombre se gobierna.

Recomienda enfrentar el populismo con la tecnología (conocimiento científico) y la revaluación del republicanismo democrático.