En América Latina deberíamos -literalmente- copiar el modelo de la Comisión Europea, especialmente en temas relacionados con energía y agenda digital.
La Unión Europea (organismo intergubernamental y supranacional de 28 estados con aproximadamente 500 millones de personas, desde el tratado de 1992 en Maastricht) tiene a su “poder ejecutivo” supranacional a la Comisión Europea a cargo de elaborar políticas públicas, aplicación de tratados y decisiones. La Comisión actúa como un gabinete de gobierno, con su presidente.
El nuevo presidente de la Comisión -el ex primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker- inauguró su cargo el 1 de noviembre con una clara agenda para Europa, destacándose la Agenda Digital y Energía.
Subraya en su agenda energética proyectos específicos relacionados con conexión e infraestructura, nueva regulación y la aplicación de la legislación que contribuya a la competitividad que reduzca costes (de consumo de electricidad, combustibles y genere ahorro) e impulse el crecimiento de ciudadanos y empresas.
Trabajarán para prevenir la escasez de energía, la diversificación de fuentes, reducción de importación de energía y la garantía de una voz europea unida en las negociaciones para mejorar la seguridad energética, todo ello acompañado de incentivar y movilizar inversiones adicionales en las redes eléctricas, instalaciones de energías renovables y otras obras de infraestructura.
Se plantearon como meta: la mejora de la eficiencia energética, especialmente para edificios; con un objetivo vinculante del 30% menos de consumo de energía para el año 2030.
Europa depende demasiado de importaciones de petróleo y gas. El mandato que se planteó el presidente de la Comisión es una reforma integral a la política energética europea: combinar infraestructuras y unir poder de negociación vis-à-vis con terceros países, además de diversificar fuentes de energía, teniendo inclusive nuevos oferentes y proveedores de gas y petróleo.
Apostarán fuertemente a las energías renovables, que redundará en resultados positivos para el cambio climático, haciendo de Europa líder contra el calentamiento global.
Lo que América Latina podría emular es la cohesión europea a tiempo de tratar temas comunes: energía y agenda digital que les permite negociar con estados fuera de Europa.
La nueva Comisión Europea busca para este quinquenio un conectado “mercado único digital” a través del uso de las oportunidades que ofrecen las tecnologías digitales, que no conocen fronteras. Ello implicará armonizar la legislación/regulación de las telecomunicaciones, de derechos de autor y protección de datos, en la gestión de las ondas de radio y en la aplicación del derecho de competencia.
Un paso importante que seguro darán es que los usuarios europeos pronto podrán usar sus teléfonos móviles en toda Europa sin tener que pagar las tarifas de itinerancia (roaming), que asegurará, además, que los usuarios utilicen plataformas y servicios digitales (música, películas y eventos deportivos) desde sus SmartPhones donde quiera que estén en Europa y con independencia de las fronteras y lo más importante, usar las ofertas de las “ciudades digitales” por toda Europa.
Para aquella iniciativa van a ofrecer un escenario de “juego empresarial”, en donde todas las compañías que ofrecen servicios/productos digitales estén sujetas a las mismas normas de protección de datos y de los consumidores, independientemente del lugar donde su servidor está basado.
América Latina podría copiar estas iniciativas y comenzar a avanzar la vanguardista oferta de crear el “mercado único digital conectado” que creará, además, puestos de empleo innovadores.
Europa está apostando a la energía y a la sociedad basada en el conocimiento. ¡Bien por Europa!
El autor es consultor del sector privado, síguelo en twitter> @bguzqueda
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