Comer para vivir

Había una auto-momificación por monjes budistas en el Japón, ellos no comían. Pero sin ir a tal extremo, una persona sin comer sencillamente no vivirá.

Ahora, ¿qué significa realmente comer?, tomar alimento por la boca, en especial un alimento sólido, masticándolo y tragando para que pase al estómago. Pero, ¿cuál sería la función de comer?, proteger contra las enfermedades y generar energía. Pero también se puede enfermar. Hay gente que muere de hambre y otra que muere por comer mucho. Qué complicado es el comer. Esa comida, ¿cómo la tenemos?, a través de muchas manos que trabajaron para eso. Desde la producción hasta la comercialización y finalmente por las manos de los cocineros.

¿Comemos para vivir o vivimos para comer? Es una cuestión tan clásica. Ya no sabemos para qué comemos. Hay que comer para no morir. Si no hubiera la necesidad de comer, ya no comería. La naturaleza de nosotros es comer para vivir. ¿Algún día ya no se necesitará comer? ¿Muy aparte de la muerte? ¿Es decir que por la tecnología ya no habrá la necesidad de comer? Si llega ese día, ¿para qué viviríamos?

¿Qué nos quita el apetito? Hay muchas cosas que nos quitan el apetito. Una de éstas es recordar cosas feas en esta vida. Y eso con seguridad nos quita el apetito. Sin embargo me pregunto, ¿por qué no olvidamos las cosas feas de la vida ante una comida?, ese debe ser el mecanismo para sobrevivir; al contrario, nada podríamos comer si en todo tiempo recordáramos cosas feas y no agradables.

Tanta pregunta ya quita el apetito, que es el motor para vivir. Realmente hay días en los que no tenemos apetito. Ah, hablando sobre el apetito, además de comida principal tenemos el aperitivo que se consume antes del almuerzo o la cena. Es la comida ligera que se sirve para abrir el apetito antes de la comida principal. Sí, sí, sí, mientras vivimos, mejor no pensemos en cosas feas, sino más bien en qué nos apetece como buen aperitivo. Así nomás había sido.

La autora es docente investigadora CEPIES/UMSA.