El corazón del hombre debe hacerse fuerte, no endurecerse; tiene que suavizarse, no volverse escurridizo. Esto puede lograrse únicamente tras los golpes de la pérdida, la aflicción y la desgracia. Es la manera como Dios nos forja en el molde divino. Pero el hombre está ciego y no ve la misericordia de Él; ¡se rebela al primer golpe del cincel del escultor!
Sai Baba
Antes de lanzarte a criticar un defecto ajeno, cuenta diez. . . de los tuyos.
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