Los éxitos del sistema financiero

De acuerdo con informaciones de las autoridades del sistema financiero, las utilidades de la banca tendrán notables éxitos en la presente gestión, superando con creces a lo ocurrido en años anteriores. Se calcula que los superávits serán superiores a los 241 millones de dólares, una cifra que para un país pobre como el nuestro, es efectivamente notable y que nunca alguna otra actividad haya logrado.

Lo cierto es que está comprobado lo expresado en todos los círculos bancarios del mundo: “no hay mayor éxito ni seguridad que el trabajar con la banca y en ella”. Esta es una realidad porque se ha comprobado que no hay razón alguna para que haya déficits o quebrantos en este tipo de negocios, puesto que hasta las posibilidades de asaltos o robos están cubiertas con creces por sistemas de seguro muy sólidos.

Lo extraño, en todo caso, es que la banca recoge, año tras año, utilidades libres de peligros que entrañan muchas inversiones. Si la banca invirtiera en industrias extractivas como la minería o los hidrocarburos; si lo hicieran en cualesquiera de los campos agropecuarios o ganaderos; o lo hiciese en la industria pesada o siquiera en la textil, y en otras actividades que impliquen aumento y diversificación de la producción económica, sería muy diferente porque ello permitiría ampliar grandemente los ámbitos de la economía y, además, daría lugar a la creación de mayor empleo y que de alguna manera solucionaría el grave déficit de puestos de trabajo existente.

Los altos intereses que cobra la banca son razón más que segura e importante para haber alcanzado los éxitos señalados; pero, en todo caso, lo hace en una economía deprimida como es la boliviana y que las instituciones, entidades, empresas y particulares que acuden a la banca en pos de créditos es impelida por necesidades que con urgencia se debe cumplir. El mismo caso de las obligaciones sociales que ha implicado el pago del doble aguinaldo ha significado que muchas entidades acudan al crédito bancario con fuertes intereses que, en la mayor parte de los casos, si bien llegan a conformar parte de los costos, encarecen la vida a costa de una población de escasos recursos.

Muchas veces se ha sostenido -inclusive en tiempos en que las utilidades no eran tan notables- la urgencia de que el sistema bancario invierta, cree más riqueza en otros rubros de la economía y ayude a paliar la carencia de empleo; pero, lamentablemente, ni autoridades ni entidades del sector han hecho algo por conseguir que la banca sea participativa de las urgencia del país ni menos sea factor de apoyo a la creación de riqueza y generación de empleo, viéndose tan sólo crecimiento de su infraestructura que, de todos modos, es parte sustantiva de su patrimonio.