Elección de alcaldes y gobernadores

Nos preparamos a elegir nuevas autoridades de las alcaldías y gobernaciones del país, las cuales van a poner en tela de juicio a la democracia regional, pues la ciudadanía de esos lugares ejercerá su derecho a elegir a quien lo represente tanto en su ciudad como en su Departamento. Con esto se juega el futuro del sitio en el cual se vive, ya que esas autoridades han de poner en práctica planes de desarrollo departamental o local que beneficien o frenen las aspiraciones de mejores condiciones de vida de la gente en esos sitios. ¿Esos candidatos tendrán las condiciones mentales y éticas suficientes para llevar adelante sus propuestas confiable y honestamente?

Mirando el pasado se construye el futuro, nos dice un adagio. El pasado puede hablar de la coherencia de una persona, puesto que es la historia personalmente vivida por cada uno de los seres humanos, colocado por él mismo, por sus ideales, por sus intereses, en cada momento que la vida le ha brindado; en esos diferentes tiempos y circunstancias se ha ido midiendo, se ha examinado a sí mismo, ante la mirada de los demás, acerca de sus cualidades intrínsecas, de su actuación honesta o deshonesta. Por eso, el pasado es ya un referente de la posible actuación futura de una persona.

Si el candidato, que generalmente es un hombre público, ha militado en diferentes partidos, de ideologías distintas entre sí; si no ha vacilado en entregar su capital espiritual, su nombre y capacidad, a cualquier postor que le ofrezca ventajas personales, ya tiene, o debería tener, puntos en contra a los ojos de los electores, puesto que es alguien que, llegado el momento, no ha de vacilar en traicionar a cualquiera, porque no tiene principios. Digo electores, y no votantes de consigna; es decir, personas conscientes, informadas, que se inclinan por un candidato después de haberlo sopesado, de ver tanto el contenido y valor de sus propuestas como los valores que esa persona reúne en sí.

La democracia enseña a elegir, y se la desvirtúa cuando se propone que la lista encabezada por alguien sea votada en línea, callada, “disciplinadamente”, porque esa es la decisión del que manda, el cual, sea persona o grupo, tiene proyectada una acción oculta que muchas veces va en contra de los ciudadanos. La intuición de ese tipo de acciones, nos muestra el descontento de personas que reclaman el derecho de pensar por cuenta propia, que creyendo en el valor de la democracia y en sus métodos, siempre transparentes, y habiéndose reunido en asambleas, han decidido nombrar a Pedro en lugar de Juan para el cargo que se ha de elegir, y ven, con sorpresa, que esos nombres han sido cambiados por otros, de una manera misteriosa y autoritaria. Su descontento es un reclamo sobrentendido para que se respete la voluntad de la mayoría, a la cual se la llama “el soberano”, que en este caso no tiene soberanía alguna, excepto el nombre.

La elección de alcaldes y gobernadores nos muestra la crisis de la democracia que estamos viviendo en Bolivia; crisis en los fines y en los medios que hacen a la democracia, lo que es: el mejor sistema de gobierno hasta ahora conocido. Crisis en los fines, puesto que en ella se propone la mayor y mejor participación directa del pueblo en el gobierno. Crisis en los medios, porque supone la voluntaria subordinación a la voluntad del pueblo expresada mediante el voto. ¿Cómo garantizar la mayor participación del pueblo en el gobierno, cuando se impone candidatos? ¿De qué democracia se habla si no se escucha la opinión del pueblo, y sin embargo se dice que se gobierna respetando la voluntad del pueblo? ¿De qué democracia se habla si candidatos, autoridades electorales y otros aparatos del Estado están en manos del Gobierno, y los utiliza a su antojo? ¿De qué transparencia se habla en estas condiciones?

La democracia supone que hay grupos de opinión que no están de acuerdo ni con los fines ni con los métodos del Gobierno en el poder, porque todo acto humano es falible y puede ser mejorado con otros medios abiertos y cristalinos. Hoy ¿existe oposición en Bolivia, cuando los grupos que se oponen al MAS no vacilan en pelearse por puestos en las listas de candidatos, sabiendo que van a perder? ¿Hay consciencia de oposición si se la divide sabiendo que con esa actitud se entrega el Poder total al actual Gobierno?