Continuando con los aspectos tratados en la COP 20, los datos presentados señalan que entre los 10 países más grandes contaminadores, se encuentran países del sur y del norte. El primer lugar lo ocupa China por su creciente desarrollo industrial y la inclusión de millones de personas a un mayor consumo de bienes, le sigue Estados Unidos, los países de la Unión Europea como un conjunto ocupan el tercer lugar.
Pero los datos sobre contaminación por persona señalan que la situación es diferente y se menciona otra “geografía ecológica”. El punto de referencia para lo que se podría llamar “emisiones justas” son dos toneladas de CO2 por habitante en el planeta. Los países industrializados están muy por encima de ese nivel, pero en el caso de Sudamérica el primer lugar lo ocupa Paraguay con 18,2 toneladas CO2 por persona, le sigue (¡!) Bolivia con 14,8 y en tercer lugar Venezuela con 13.4. Un dato sorprendente para un país que se precia de estar a la vanguardia en la defensa de la Madre Tierra.
La explicación para esos resultados tiene su origen en la deforestación. Esta a su vez, tal como lo he tratado en varios otros ensayos y artículos, se dinamiza en los último 50 años, a partir de los procesos de migración interna, como efecto de la aplicación de la Reforma Agraria de 1953, la redistribución de tierra y la consiguiente ocupación del territorio amazónico para generar una agricultura comercial-empresarial y de economía familiar que está hambrienta de nuevas tierras, para lo cual se considera la deforestación como una necesidad imperiosa.
El Gobierno durante 2014 ha señalado como objetivo, como parte de la política de seguridad alimentaria, hasta el 2025 el deforestar un millón de ha. por año, a ello se añade la inseguridad jurídica sobre las tierras cultivadas y las concesiones forestales, y el poco respeto a las reservas naturales establecidas en los últimos 20 años.
Como señala un estudio reciente, “La deforestación y la degradación de bosques ocurren en todos los ecosistemas boscosos de Bolivia, principalmente en el bosque amazónico, en el bosque en transición, en el bosque seco chiquitano, en el bosque sub-andino y en el Chaco. En un escenario de deforestación para el año 2100 se encuentra que la expansión de la frontera agrícola en Bolivia será la principal causa de deforestación, llegando ésta a superar los 33 millones de hectáreas de bosque. En tierras bajas, los procesos de deforestación son responsables del 95% de la reducción en el nivel de biodiversidad, mientras que el cambio climático solamente es responsable del 5%. Una deforestación esperada de 33 millones de hectáreas para finales de este siglo, significa la emisión de 8 mil millones de toneladas de CO2. En Bolivia, la tasa de deforestación es de 350.000 ha. al año, pero en términos per cápita 320 m2/persona/año, resulta en una tasa 20 veces más alta que el promedio mundial (~16 m2/persona/año) y una de las más altas del mundo, superando los niveles de otros grandes países deforestadores”. Fuente: (Andrea Urioste E., Deforestación en Bolivia: Una amenaza mayor al cambio climático. FAN - Fundación Friedrich Ebert, septiembre 2010).
Las emisiones en Bolivia de CO2 per cápita son muy altas y están a contramano de las políticas que son enunciadas como las más avanzadas para defender los derechos de la Pacha Mama.
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