El desempeño de la maestra y del maestro

En la escuela o unidad educativa las maestras y los maestros son los principales agentes en la conducción de los estudiantes y de la institución para el logro de los objetivos institucionales. El maestro y la maestra, conscientemente o no, modelan en su vida personal y familiar y en su ejercicio profesional, las cualidades que esperan que sus estudiantes desarrollen.

La docencia es un quehacer complejo; su ejercicio exige una actuación reflexiva, crítica y una capacidad para decidir en cada contexto. Es una profesión que se realiza permanentemente a través de una dinámica de relacionamiento con estudiantes, compañeros de trabajo, autoridades educativas locales y padres de familia que conforman la comunidad educativa.

Esas interacciones exigen una actuación colegiada entre colegas para la planificación, evaluación y reflexión pedagógica; siendo el accionar pedagógico el núcleo de su profesionalidad.

El saber pedagógico construido en la reflexión teórico - práctica, ahora invertido en práctica - teoría, le permite recurrir a diversos conocimientos para cumplir su rol, acudiendo a su práctica específica que es la enseñanza, lo que le exige además compromiso y amplia disposición con los estudiantes para aprender y formarse.

La función del maestro y maestra requiere también un bagaje de conocimientos actualizados en su área de especialidad para propiciar aprendizajes contextualizados desde la vida y para la vida.

Un buen desempeño del docente debe expresar las características arriba mencionadas, que dan cuenta de la singularidad de su profesión y su carácter de praxis situada y exigente en creatividad y criticidad.

En el accionar educativo del maestro, por lo menos se identifica cinco ámbitos importantes para un óptimo desarrollo de su actividad pedagógica. Se entiende por ámbito, el campo de ejercicio docente que agrupa un conjunto de ejercicios o desempeño profesional que inciden favorablemente en los aprendizajes de los estudiantes. En todos los ámbitos subyace el carácter ético de la enseñanza, centrada en el desarrollo integral de los estudiantes.

El primero se relaciona con la preparación para el acto de aprendizaje de los estudiantes; el segundo describe el desarrollo del aprendizaje en el aula y la escuela; el tercero se refiere a la articulación de la gestión de la escuela con las familias, la comunidad; el cuarto comprende el desarrollo de la identidad docente y de su profesionalidad; y el quinto actúa como eje transversal de los otros ámbitos, es decir, comprende el compromiso e identidad del docente con el modelo educativo vigente.

El autor es profesor.