Perder tierras aptas para el cultivo de alimentos es un grave error que se comete tan sólo por no precautelar la buena conservación de los suelos. La sobreexplotación, la deforestación y la erosión son los principales causantes de la pérdida de ricas tierras, especialmente en el área occidental del país.
La erosión de grandes extensiones de terreno son permanentes en el país y ello es debido a que, por efecto del minifundio, muchos espacios agrarios del campo han sido abandonados por campesinos que prefieren buscar medios más prácticos para ganar el sustento diario, que cultivar en poca extensión de tierra. Otra causa es la falta de riego oportuno o, en casos, las inundaciones en tiempo de lluvias; el uso no estudiado de abonos sintéticos que contribuyen al empobrecimiento de la tierra y, por otro lado, el derrame directo o mediante ríos, de productos químicos provenientes de precursores para la fabricación de drogas, puesto que en los sitios donde se han instalado industrias de la droga, se utiliza muchos químicos que luego son derramados como desechos en extensas áreas y también se los echa en los ríos, cuyas aguas resultan veneno para cualquier uso.
La desertización de las tierras es una grave amenaza que conforme pasa el tiempo se hace incontenible, especialmente en el departamento de Tarija y extensas zonas de La Paz, el Beni y Santa Cruz; por supuesto, ninguno de los otros departamentos se libra de este peligro que permanentemente se apodera de ricas extensiones de tierras sin que haya autoridad alguna que estudie detenidamente el problema y encuentre soluciones para evitar más pérdidas.
Según informaciones oficiales, “el país sufre una pérdida de suelo del 51 por ciento por la ampliación de la frontera agrícola, la deforestación, el crecimiento de las urbes, la erosión y el mal uso de suelos con actividades inadecuadas para la región como la minería en regiones aptas para la agricultura y la ganadería”.
Añade la información que “en La Paz más de 150 mil hectáreas tienen conflicto de uso de suelos por la subexplotación y la sobreexplotación de la tierra, donde el norte paceño es el más afectado”. Efectivamente, el uso indebido de tierras, caso de plantaciones inadecuadas que requieren abonos o precursores para su explotación industrial, contribuyen a su empobrecimiento.
El Gobierno, en consulta con instituciones y técnicos especializados, tendrá que adoptar medidas que permitan poner remedios a tanta situación anómala que determina pérdida de suelos que son aptos para la agricultura, la ganadería y otros fines que no dañen ni atenten contra la naturaleza; en esta labor deberán tener acción importante y decisiva los propios campesinos y agricultores, los ganaderos y quienes utilizan la tierra y, en casos, abusan de ella.
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