El uso de las aguas del Silala por parte de Chile, hasta ahora no ha sido motivo de negociación definitoria, por dejadez del Gobierno, ya que en principio hubo tentativas de conversación, que llegaron a un punto muerto, lo cual es favorable para el país vecino. Y hasta ahora no paga por el uso de aguas cordilleranas, como llama al Silala. Por ello no es justo que nos arrebaten territorio marítimo, nos dejen encerrados entre montañas, y además usufructúen gratis las aguas del Silala, desviándolas a territorio chileno.
Ante esta situación es preciso definir, con una Comisión internacional hídrica, la procedencia de esas aguas, que según Chile son de un río internacional y para Bolivia son aguas de manantial. Por falta de definición, el problema se mantiene por años, mientras Chile sigue usando sin pagar esas aguas. Es censurable que ningún Gobierno boliviano haya solucionado ese problema, para exigir el pago por el uso diario de ese líquido tan preciado. En consecuencia, es necesario formar una comisión boliviano-chilena que esté presidida por la ONU como organismo de supervisión.
Los bolivianos sabemos que entre 1884 y 1888 estaban frescas las heridas de la llamada Guerra del Pacifico, cuando Chile dispuso la construcción de canales hasta su frontera para desviar aguas bolivianas, que venían de los bofedales del Cantón Quetena de Potosí, con el objetivo de abastecer a la firma inglesa Bolivian-Railway, del llamado ferrocarril Antofagasta – Bolivia, o la famosa FCAB.
Posteriormente el río Loa fue desviado para abastecer a las poblaciones de Antofagasta y Calama. Pasaron más de cien años y la Railway actualmente es una empresa que tiene su central administrativa en Antofagasta, Santiago y Londres y es la que controla la distribución del agua potable, incluyendo las aguas del Silala boliviano, en toda la región del norte chileno. Esta misma empresa es dueña de aguas de Antofagasta o la terminal Shopping. Otra empresa, la FAAB, pertenece a un poderoso grupo industrial que se beneficia con aguas del Silala, así como Codelco del Norte o compañía del cobre chileno, que consume 100 litros de agua por segundo, además que hay una venta del líquido a terceros. La estatal del cobre gasta 150 litros de agua por segundo. Pero ahora en Bolivia nadie dice algo sobre estos usos y Chile se sigue beneficiando gratis.
La empresa Codelco administra las minas Chuquicamata, Mina Sur y Radomiro Tomic, situadas al norte de Calama. Lo cierto es que la estatal del cobre chileno funciona con aguas bolivianas, al igual que Chuquicamata. Pero esas empresas mineras ni piensan pagar por utilizar las aguas del Silala, mucho menos honrar la deuda histórica de 900 millones de dólares que deben los chilenos desde 1908.
Reiteramos, las autoridades locales y nacionales se hacen los de la vista gorda, aunque es un problema que afecta a la soberanía de Bolivia.
Actualmente la Corte Internacional de Justicia de La Haya está considerando si es o no competente para atender la demanda boliviana relacionada con la obtención de una salida al mar. Pero como para dar a conocer su posición pasará algún tiempo, Bolivia puede poner en una agenda de trabajo el litigio boliviano-chileno sobre el uso de las aguas del Silala, que aprovecha el país vecino en las condiciones mencionadas.
El autor es Profesor Emérito, ex Decano de Odontología UMSA.
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