Silvia Edely Ríos Alí
Somos de la cultura ancestral de Kollasuyo, donde había armonía entre sus habitantes, la naturaleza y el cosmos, organizados en ayllus y markas. Pero esta convivencia armónica fue quebrada por la invasión de los españoles, que iniciaron la destrucción de la cultura ancestral. Pese a ese intento destructivo, hasta nuestros días han sobrevivido la tradición, las costumbres y las formas de vivir en diferentes áreas rurales del país.
FE Y DEVOCIÓN A LA PACHAMAMA
Con fe, devoción y agradecimiento a la Pachamama, el Sol y la Luna se danzaba con vestimentas hechas con tejidos de lana de oveja, llama, vicuña. Eran de jergas rústicas las polleras, pantalones, camisas, ropa interior y hasta sombreros de paja. Y había música con instrumentos autóctonos. Pero con la llegada de los españoles las celebraciones dedicadas a la Pachamama, el Sol y la Luna han sido reemplazadas por fiestas patronales con borracheras.
DISTORSIÓN DE LA CULTURA
La verdadera cultura ancestral hay que cultivarla, pero está siendo distorsionada con fiestas con borrachera. Por ejemplo, las fiestas con zampoñas autóctonas hay que conservarlas por ser parte de una verdadera cultura. Reemplazar las zampoñas por instrumentos importados (metálicos), usados por las bandas de música folclórica no es cultura, es negocio con borrachera. También los folcloristas bailan con vestimentas importadas, hechas con telas chilenas, inglesas, americanas y adornos chinos, ajenos a nuestra cultura ancestral.
En los uniformes de los morenos y otros conjuntos folklóricos se observa imágenes de pulpos y dragones chinos, aunque deberían ser sapos, cóndores, vizcachas y otros que pertenecen a nuestra cultura ancestral.
DE LA MISA A LA MESA
Los folkloristas después de escuchar la palabra de Dios en la misa religiosa van directamente a las mesas a tomar enormes cantidades de bebidas alcohólicas. No se respeta a Dios, que es el bien. Si se escucha la palabra de Dios, ¿por qué acabar con borrachera? Ir a la misa para después consumir bebidas alcohólicas hace ver a la “devoción” que se pregona sólo como pretexto.
Lo peor son las ventas callejeras de bebidas alcohólicas y que generan masivas borracheras al aire libre, las que presencian niños, adolescentes y jóvenes. En esos lugares generalmente se producen discusiones entre esposos delante de sus hijos, peleas entre ebrios, asaltos, atracos, asesinatos, violaciones, etc. Además se obstaculiza el paso de ambulancias de emergencias médicas. No se respeta la salud acústica ni el sueño de otros, porque esos grupos folklóricos meten bulla en toda la zona durante la fiesta. ¡Es un infierno!
Para prevenir y evitar estos males, el Gobierno nacional, así como los gobiernos departamental y municipal deberían prohibir el consumo de bebidas alcohólicas en fiestas callejeras. Anuncios como “tomar con responsabilidad” ¡son hipócritas! La mayor responsabilidad de las autoridades es salvar a nuestra juventud y sociedad boliviana de las borracheras. Esta distorsión de la cultura está dañando la formación de niños, adolescentes y jóvenes, que son los que van dirigir el destino de la Patria.
Como las autoridades no prohíben las enormes ventas de bebidas alcohólicas en las calles, las borracheras son frecuentes, para preocupación y enojo de muchos vecinos.
En resumen, folklore con borrachera no es cultura, es negocio. Las autoridades deberían sancionar a los que distorsionan la cultura ancestral. Creo que somos los campeones en fiestas con borrachera y los peores en tecnología.
edely@hotmail.com
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