Violencias contra el periodismo en México

El ejercicio del periodismo en México es víctima de violencias que se traducen en asesinatos, agresiones y hostigamiento constante. Buena parte de ella proviene del narcotráfico y, en ocasiones, del gobierno actual. La incidencia mayor recae en el periodismo de investigación, porque a través de él se descubren pormenores del tráfico de drogas y los actos de corrupción en el oficialismo.

Estas revelaciones -al menos para los bolivianos- las hizo el periodista mexicano Daniel Lizárraga, en la conferencia que brindó en La Paz el miércoles último, con el patrocinio de la Asociación Nacional de la Prensa (ANP), en el auditorio de la Cámara Nacional de Comercio. Día antes, ofreció la misma exposición en la ciudad de Santa Cruz.

La presentación del orador estuvo a cargo del vicepresidente de la ANP, Jorge Carrasco Guzmán, actual Gerente General de EL DIARIO. Destacó que Lizárraga es el Coordinador del equipo de la destacada periodista mexicana Carmen Aristegui, perteneciente al cuerpo de periodistas de la cadena CNN, de Estados Unidos.

Lizárraga, al tomar la palabra, describió lo complicado que es ser periodista en México, por causa del narcotráfico y del gobierno de Enrique Peña Nieto, del que dijo que se halla sumergido en la corrupción.

La constatación más fehaciente de uno de los casos de corrupción de Peña Nieto es que el grupo de periodismo investigativo que integra Lizágarra, puso al descubierto que el Grupo Higa, que está constituido por varias empresas que recibirían usufructos ilegales del gobierno de Peña Nieto, le construyó una residencia lujosa en un barrio selecto de Ciudad de México, al costo de unos siete millones de dólares, según el avalúo de una empresa que fue contratada por el grupo de periodismo investigativo.

Empero, ocurre que mientras el mandatario, su esposa y sus seis hijos viven en la residencia, ésta no se halla registrada a su nombre ni de su esposa, la actriz Angélica Rivera. Sin embargo, en una entrevista que le hizo a ella la revista ¡Hola! expuso: “En nuestra casa llevamos una vida lo más normal posible… que su verdadera casa, su hogar, es ésta” (donde se le efectuó el reportaje). Por estas razones, los periodistas investigadores dieron en llamarla “La casa blanca de Enrique Peña Nieto”.

Al margen de este episodio, al que Lizárraga se refirió, informó que las investigaciones periodísticas suelen durar mucho tiempo y que para financiar el trabajo se obtiene el apoyo de organizaciones periodísticas internacionales.

La parte central de la conferencia de Lizárraga, empero, fue la referida al clima de violencia e inseguridad en que trabajan los periodistas en México. Citó que en los dos años últimos, 182 instalaciones de medios de comunicación sufrieron ataques. Desde 2007 hasta el 2014 se registraron 97 asesinatos de periodistas o trabajadores de medios y que desde 2005 se contabiliza la desaparición de 22 comunicadores.

Expuso también que se practica la modalidad de acallar a los medios con la publicidad oficial, aparte de que otros reciben amenazas e intimidaciones. Refirió, asimismo, que en ocasiones periódicos y revistas son clonados. Es decir que se les cambia sus primeras páginas o sus tapas, para sustituir sus titulares y editoriales que son adversos a los autores de estos hechos, con otros que son favorables para quienes recurren a estos actos insólitos y delictivos.

Lizárraga, al mencionar las características del periodismo independiente, puso de relieve que su práctica, por la naturaleza informativa y de opinión que tiene, causa incomodidades a los gobiernos y a quienes actúan al margen de la ley.

“Esto es parte de nuestro trabajo -remarcó. Los periodistas por naturaleza somos incómodos, porque nuestro trabajo es incómodo. Somos un contrapeso del poder, puesto que un poder que no tiene contrapeso se convierte en autoritario”.

Expresó, asimismo, que es importante que los medios de comunicación se concentren en difundir la información cotidiana y la de investigación con el mayor impacto posible, para atraer la atención pública.

“No nos pidan objetividad -concluyó manifestando- pídannos profesionalismo, rigor, mucho rigor en lo que exponemos, porque las consecuencias deberían ser gravísimas para alguien que publica sin rigor. Esa es nuestra responsabilidad”.

La conferencia de Lizárraga, promovida por la ANP, contó con numerosa audiencia, en particular de periodistas de los distintos medios de comunicación de La Paz. Al final, se abrió un interesante y valioso proceso de preguntas y respuestas, que terminó siendo un logro muy provechoso para el periodismo local.