La carretera que une la ciudad de El Alto con las localidades de Laja y Desaguadero registra una serie de irregularidades por parte de los conductores del transporte público y privado, quienes frecuentemente, en el trayecto de cerca de 86 kilómetros de recorrido, ocupan carriles contrarios para adelantar a otros vehículos con el riesgo de causar algún accidente de tránsito.
A ello se suman las condiciones poco adecuadas en las que se encuentran los caminos interprovinciales, según explica Rufino Calle, representante del sector de transporte.
Entre las irregularidades que generan riesgo y que fueron verificadas por EL DIARIO, están camiones de alto tonelaje estacionados sin las señales respectivas, como el uso del triángulo a un metro de distancia o por lo menos que dejen habilitada la vía, aspecto que obliga a conductores de otros vehículos a ocupar el carril contrario.
El encandilamiento de luces por parte de conductores ubicados en el carril opuesto es otra de las irregularidades, la misma que puede causar una pérdida de visión momentánea al conductor que es encandilado, minutos que pueden ocasionar mayores consecuencias ante la velocidad emprendida en carretera.
La vuelta en “U” es un tercer factor que generalmente es cometido por camiones areneros, los cuales luego de cargar el contenido salen de improvisto en plena ruta, dando la vuelta irregular, la misma que sorprende a otros conductores quienes dependiendo de la distancia en la que se encuentran deben disminuir la velocidad inmediatamente con la finalidad de evitar un choque, pero ante la velocidad emprendida, un frenado de golpe puede considerarse como el cuarto factor que ocasiona un accidente de tránsito, mismo que es conocido como vuelco de campana, por la pérdida de control y la acción de la física que da cuenta que todo cuerpo a determinada velocidad, no frena de golpe y ocasiona un volteo.
“En muchos de los casos no sólo depende como uno maneje porque como conductores de servicio público, nuestro objetivo es llegar con nuestros pasajeros a su destino sanos y salvos, pero como lo ha verificado otros transportistas, entre ellos privados, areneros, camiones, son quienes generan más riesgos y no hay Policía que controle, porque ellos al parecer sólo los ve uno cuando buscan ser coimeados y no hacen su trabajo”, señaló Mario Mamani, conductor de minibús.
Como lo anunció EL DIARIO anteriormente, la velocidad emprendida, sobre todo por vehículos livianos como minibuses y autos, quienes suelen ocupar otro carril y buscan retornar al que les corresponde de golpe ocasiona un coleteo y si este es golpeado en la parte posterior también tiende a volcarse. En los vehículos de transporte pesado genera como principal consecuencia el vuelco de costado.
SIN CONTROL
En varios recorridos realizados por este medio de comunicación a poblaciones rurales se logró verificar la ausencia de patrulleros de la Policía Caminera que eviten estas irregularidades que conllevan a que Tránsito deba reportar todos los lunes más de 20 casos de accidentes que si bien suelen reportarse en la urbe alteña, la mayoría de ellos ocurre en las vías interprovinciales.
La iluminación, ausencia de señalización y poco mantenimiento de vías, que es responsabilidad de la Administración Boliviana de Carreteras (ABC), sin duda alguna representa uno de los tantos factores que sólo provoca el aumento de las estadísticas en accidentes de tránsito sobre todo en las noches.
Finalmente, las condiciones en las cuales manejan algunos conductores, no sólo por influencia de bebidas alcohólicas, sino el uso de teléfonos celulares o desperfectos mecánicos son también incluidos en los registros atendidos en las dependencias policiales que debe socorrer hechos de tránsito en carretera.
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