La lombriz intestinal diminuta

Enfoca bien el microscopio y mira, tienen forma de “D”, me dijo la instructora del internado rotatorio en referencia al aspecto de los huevos que pone este gusano. Los huevos de este parásito, aunque parezca increíble, son tan ligeros que pueden volar por el aire junto al polvo que se levanta al barrer o al sacudir las sábanas en los dormitorios; inhalados accidentalmente ocasionan la oxiuriasis o enterobiasis, el nom-bre de la parasitosis intestinal. Este nematodo es conocido científicamente como Enterobius vermicularis y popularmente como oxiuro o lombriz intestinal diminuta.

Como el Áscaris lumbricoides, es un parásito de distribución mundial, más frecuente en los climas fríos que en los cálidos y raro en las zonas tropicales; los niños, en edad escolar sufren el parasitismo con más frecuencia que los adultos.

Las personas habitualmente se infectan cuando ingieren agua o alimentos contaminados con huevos, pero también pueden hacerlo por simple contacto con la ropa de cama o con otros objetos contaminados (mecanismo mano – boca). Debido a su fácil propagación, guarde-rías y familias enteras pueden contraer esta lombriz, pero por fortuna sus huevos no resisten por mucho tiempo la sequedad del ambiente.

Una vez que los huevos han sido ingeridos, los embriones eclosionan en el duodeno y se trasladan hacia el intestino grueso, donde en dos semanas alcanzan la madurez sexual. Los gusanos adultos hembra y macho se diferencian, siendo el último notablemente más pequeño. La hembra grávida acostumbra a migrar por la noche y emerger por el ano para depositar sus huevos en la región perianal y perineal del parasitado, causando intenso escozor que constituye un síntoma característico. La parasitosis sin tratamiento puede durar de seis a ocho semanas, pero solo en ausencia de autoinfección; en raras circunstancias origina pérdida de peso, infección urinaria y apendicitis.

Derecha: Huevo infectante típico conteniendo una larva bien desarrollada.