Entre cartas, poemas y cuentos
Madre
Se han dormido tus ojos para siempre.
Para siempre, cansados de buscarme.
–Tus ojos en que ardía la suprema
nostalgia de los mundo siderales–.
¡Despiértalos, Señor, en las estrellas
que me miran piadosas por la tarde!
Se ha deshecho en ceniza
tu corazón,...