Pamela Cartagena
Ya han pasado casi cuatro décadas desde que diferentes frentes vienen advirtiendo sobre la crisis ambiental que vive el planeta. Si bien la Conferencia de Estocolmo en 1972 fue un primer espacio en que la ONU abordó cuestiones ambientales y buscó generar políticas a nivel internacional, en los años posteriores hubo otros esfuerzos más estructurados por abordar la temática. Las Conferencias de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP por sus siglas en inglés) desde el año 1979 han puesto sobre la mesa la problemática del cambio climático y los impactos sobre el medio ambiente y la población mundial.
Las COP son sin duda una oportunidad para que se generen acuerdos entre países del mundo para combatir el cambio climático y tomar acciones a favor del medio ambiente. En diciembre de 2014 se llevó a cabo la COP 20, y aunque el mundo esperaba importantes acuerdos vinculantes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, pocos fueron los alcances de este espacio. Uno de los acuerdos de Lima fue que los gobiernos comprometieron políticas de sensibilización y educación sobre el medio ambiente para lo cual deberán aplicar mecanismos destinados a educar a la población en materia medioambiental para sensibilizar sobre la crisis climática que vive el planeta.
Aunque este acuerdo parezca de menor relevancia, impulsar desde los gobiernos la sensibilización y educación ambiental en la población no es una cosa menor si realmente se llega a lograr conocimientos, reflexiones y actitudes en la población que permitan enfrentar la crisis ambiental. Adicionalmente existen avances importantes por parte de los gobiernos que generan normas ambientales y construyen la institucionalidad necesaria para frenar los impactos sobre el medio ambiente. Sin embargo, al no estar la población y los operadores de dichas normas sensibilizados sobre la temática ambiental, pocos serán también sus alcances.
Vale la pena recordar que la crisis ambiental que atraviesa el planeta no sólo atenta contra el medio ambiente, está cuestionándonos seriamente sobre la posibilidad de nuestra propia supervivencia como humanos si no actuamos nosotros mismos. La educación ambiental como acción y desafío para enfrentar la crisis ambiental no es nueva, se habló de ella desde la misma conferencia de Estocolmo, y en los primeros años de su implementación no sólo se adhirieron muchos activistas del tema ambiental, también se realizó desde diferentes escuelas el abordaje de esta temática.
En nuestro país sobre todo las ONG se han dedicado a la temática de educación y sensibilización ambiental; sin embargo, los alcances e impactos en el accionar de la población y en los operadores de Gobierno aún son limitados.
Dadas las preocupaciones sobre la crisis ambiental, en el país se vienen desarrollando diversos programas de educación y de acción ambiental que en mucho aún se enmarcan en una visión sectorial del problema. La complejidad de la temática ambiental requiere que dejemos de mirar sólo pedazos de la realidad y empecemos a actuar desde lo local con una perspectiva más global. Si bien el país cuenta con un marco legal de protección ambiental amplio, éste es aún muy generalista y homogeneizador, lo cual no es compatible con nuestra realidad.
Bolivia es uno de los 16 países del mundo con mayor biodiversidad por lo que conocer las potencialidades y las limitaciones ambientales no resultará fácil para los operadores del marco legal ni para la población que debe cumplirlo; el país es multicultural lo cual implica que desde diferentes pueblos y naciones que lo conforman existe una serie de valoraciones del ambiente y por tanto una serie de modos de vida que tampoco es conocida a cabalidad por los operadores del Estado ni por la población en general; finalmente, si bien tenemos desarrollado y constitucionalizado un nuevo paradigma de desarrollo sustentado en el vivir bien de los pueblos y naciones indígena originario campesinas, poco hemos avanzado en disminuir la brecha que existe entre el discurso y la realidad sobre el tema.
En este marco para el país resulta imperativo implementar procesos de educación ambiental en el que partamos por conocer nuestra propia realidad, entendamos la problemática y nos hagamos parte de su solución. Transversalizar el tema en los sistemas formales y no formales de educación sería parte del proceso, pero también incorporar los valores de la educación para la vida que garantice el tránsito del conocimiento, a la acción, la reflexión y la decisión sería importante.
Sólo los seres humanos seremos capaces de transformar nuestra realidad, eso lo podemos mirar y aprender en mucho de pueblos campesinos e indígenas que practican algunos postulados de ese vivir bien del que tanto hablamos, hombres y mujeres de la Amazonia, del Chaco, de los valles interandinos o del altiplano que están gestionando sus bosques, sus cuencas, sus praderas nativas y nos dan la mejor prueba de que es posible actuar en lo local para impactar en lo global y de que es posible garantizar un mejor futuro y recursos naturales para las nuevas generaciones. Estos procesos se van logrando a través de procesos sostenidos de fomento al conocimiento de su entorno, de la promoción de la reflexión permanente y de la generación de decisiones y acciones colectivas para un mejor mañana.
Ojalá estas experiencias de vida nos ayuden también a reflexionar y actuar en este tema que nos compete a todos y todas; ojalá podamos rescatar esa sensibilidad humana que permita impactarnos ante el nacimiento de una semilla, ante la perfección de un proceso biológico, ante la generación de la vida misma y no dejemos que la globalización nos la siga robando día a día.
Pamela Cartagena es responsable de la Unidad Nacional de Desarrollo de Cipca.
www.cipca.org.bo
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |