La Selección Boliviana de “sparring”

Este adjetivo de “sparring” corresponde a don Javier Echavarría en el programa Radio Deportes, que transmitió el partido de la Selección Boliviana de fútbol contra la representación de Argentina. No es un exageración lo que sostenía el periodista; lo que resulta una demasía es que, señores, se siga experimentando, tanteando, adivinando cómo se gana para que el país tenga una pequeña alegría ante las múltiples frustraciones en toda nuestra vida republicana.

El problema del fútbol boliviano es humano, técnico y de yapa de una dirigencia necia y obcecada que se niega a irse de la dirigencia, como es el caso de don Carlos Chávez. Es humano, porque aparte que se ha metalizado el deporte, hay una marcada indisciplina en los jugadores; por ingestión de bebidas espirituosas, sino en forma casual, de manera permanente. Las excepciones están a la vista, con las disculpas necesarias a los deportistas sobrios y responsables.

Es técnico, porque de la noche a la mañana no se supera las diferencias y calidades: no existen escuelas de fútbol, como el caso de la “Tahuichi Aguilera” de Santa Cruz, semillero que nos llevó al mundial del 94. De las cantidades de muchachos y jóvenes que acudan a esas instituciones, se encontrará calidades y valores en menor número, pero, al final, talentos, que no los hay todos los días, sin embargo existen.

Que hay dinero en manos de la Federación Boliviana de Fútbol, atestigua el escándalo de corruptos e inmorales de la FIFA; lo delicadísimo constituye el egoísmo y el ping-pong que juegan buscando culpables los dirigentes de grandes y pequeños clubes del país: acusándose los unos a otros, con el estilo de niños que rompen un vaso y por miedo a sus padres, no tienen el coraje de aceptar sus culpas.

Si la Federación Boliviana de Futbol es autónoma e intocable, lo menos que pueden hacer sus dirigentes es trabajar a largo plazo por el deporte nacional. Por lo tanto, pedir al Gobierno Nacional es estirar la mano o mendigar dineros estatales, en tanto las acusaciones internacionales de malos manejos abundan en las páginas de la prensa mundial.

Definitivamente, somos críticos -no enemigos del presidente Evo Morales Aima - de su forma de proceder en muchos casos y por sus declaraciones desatinadas. Ahora, debemos darle razón, porque don Carlos Chávez -honesto y digno como sostiene él- debe renunciar. Lo contrario dará lugar a que seguiremos sospechando que es un clan discrecional el que maneja el fútbol boliviano, que en nada aporta.

Final: La reciente goleada de la Selección de Argentina a la de Bolivia no fue casual, lo inusual es la ceguera y testarudez de los llamados dirigentes.

Puerto Suárez - Santa Cruz, Bolivia.