Federico Zelada Bilbao
En medio de una creciente crisis, producto de la baja de los precios de los productos primarios de exportación (que es de lo que el país vive debido a que seguimos siendo un país mono-productor de materias primas) el falso gobierno socialista de Evo Morales echa mano a los impuestos, bajo los mismos principios neoliberales regresivos con los que fue creada la Ley de Reforma Tributaria No. 843 el 20 de mayo de 1986 y que es aplicada severamente y endurecida con normas más draconianas por el presente Gobierno.
Según los datos oficiales del Gobierno, el universo tributario en cifras redondas alcanza a 360.000 contribuyentes inscritos, esta cifra, sin embargo, es sólo de los registrados en el Servicio de Impuestos Nacionales (SIN), pues lo primero que se debe aclarar es que la gran mayoría de los bolivianos tributamos de forma indirecta, es decir, sin tener inscripción en Impuestos Nacionales, nos obligan a tributar por muchas cosas que consumimos (gasolina, refrescos, cerveza, energía eléctrica y un gran etc.), sin embargo, esta enorme mayoría no aparece en los registros de contribuyentes y nuestro lugar es reemplazado por los grandes consorcios, varios de ellos transnacionales, que no pagan impuestos y, sin embargo, figuran como “grandes contribuyentes” (GRACO) o “principales contribuyentes” (PRICO), sólo porque retienen una parte de lo que pagamos por sus productos (agentes de retención) y luego lo transfieren a Servicios de Impuestos Nacionales. Bajo este régimen nos quitan al menos el 27%, algo más de la cuarta parte de lo que percibimos de nuestros ingresos.
Ahora bien, el Gobierno no conforme con lo anterior (que ya de por sí nos vuelve uno de los países más inequitativos en materia impositiva, según el informe de la OXFAM), pretende ampliar el universo tributario, registrando a sectores que hasta el presente no tributaban (excluye a cocaleros, cooperativistas y contrabandistas que tienen ingresos muy superiores a los del resto de los bolivianos) y en la lista aparecen carniceros, comerciantes, transportistas, etc.
El problema principal para el conjunto del pueblo es que todos estos “nuevos contribuyentes” le transfieren los impuestos que supuestamente ellos deberían pagar al consumidor final, incrementando el precio de su producto, es decir, si sube la tarifa de los peajes, los transportistas suben el precio de los pasajes en flota, si los carniceros mayoristas son obligados a facturar, sube el precio de la carne, entonces estos impuestos los termina pagando el pueblo, aumentando la presión tributaria hacia los más pobres.
Por el lado de los inscritos formalmente, también aumentó la presión tributaria, continuamente se observa negocios clausurados o van cambiando la normativa tributaria (nuevos plazos, nuevos formularios, reinscripciones, etc.), esto hace que los errores tributarios aumenten y se sonsaque multas exorbitantes por todo y por nada y que se cargue de montos desmesurados a los infractores, casi podemos decir obligatoriamente generados por el propio Servicio de Impuestos Nacionales, seguramente para sostener los crecientes ingresos tributarios para el Estado, que más que benefactor se ha convertido en un Estado aniquilador de los pequeños negocios autogenerados y que nada le deben a este Estado que beneficia a los ricos y perjudica a los que generan empleos y a los pobres en general.
En medio de la caída de los principales indicadores macroeconómicos: volumen y valor de las exportaciones, producción minera, etc. y pese a que el IDH no ha crecido en los dos últimos años, los impuestos hacia el pueblo por multas y otros continúan creciendo en un 66%, como si estuviéramos en pleno proceso de expansión económica. Por lo que se ve, su nuevo palacio y los enormes gastos de los lujos presidenciales y de su entorno, los tendremos que pagar los bolivianos con más impuestos.
Por todo lo anterior, corresponde impulsar un nuevo Código Tributario que cambie el carácter regresivo por un régimen impositivo progresivo, es decir donde las grandes corporaciones tributen lo suficiente como para sostener al Estado y los pobres no tengan doble o triple tributación.
Federico Zelada Bilbao es ex-rector de la UPEA y actual docente titular de la UMSA.
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