Preocupación presidencial
“El patio trasero de Estados Unidos se está convirtiendo en el jardín de China. Y no solo en Brasil, sino en toda América Latina”, según el presidente de la Cámara de Comercio de Brasil-China, Charles Tang.
La presencia de Evo Morales Ayma en la Cumbre Celac-Unión Europea, realizada en Bruselas, Bélgica, su encuentro personal con el presidente de Francia François Hollande; el recibimiento de autoridades italianas, durante su visita a Milán; la modernísima escolta de un avión de la Fuerza Aérea Suiza, al avión presidencial boliviano y otros eventos públicos relacionados con su estancia en el viejo mundo, parecen haber cambiado la óptica del primer mandatario boliviano.
“Saludo la tecnología europea, respeto, admiro y envidio además de eso su desarrollo científico y tecnológico, pero no se siente mucha presencia de la tecnología europea en América Latina y el Caribe. Espero no equivocarme” (…)”Nosotros todavía necesitamos esa transferencia tecnológica de Europa hacia América Latina”.
ASIA
Evo Morales sorprendió a la opinión pública europea, hablando de su: “preocupación por el hecho de que Europa, su industria científica y tecnológica esté siendo desplazada o sustituida por Asia”.
Aunque el mandatario no especificó qué industria estaría desplazando a la producción europea, se supone, tal vez, que sería la producción made in China.
A propósito, China y Bolivia celebrarán el próximo 9 de julio, treinta años de relaciones bilaterales ininterrumpidas.
MAONOMICS
Expertos en economía mundial, lanzaron a la luz pública literatura que refleja las características de la China moderna, bajo el título de “Maonomics”.
La tesis central de esta obra, expresa que la China revolucionaria de los años 40 del siglo pasado, trasunta hacia el camino industrial masivo y de calidad, utilizando los principios socialistas de producción que fracasaron en el bloque soviético (URSS), y sus aliados europeos. Esta economía es la “Maonomics” que avanza impetuosa, invadiendo mercados y desconociendo incluso, normas internacionales que rigen el mercado.
La producción china, en muchos aspectos está basada en un salario mínimo pagado a los obreros de origen chino; a la absorción de empresas extranjeras y a la competitividad con la producción de Europa y de Estados Unidos, alterando o mejorando tecnológicamente un sinfín de productos.
CHINA-BRASIL
El fondo de las declaraciones sobre la ausencia de la tecnología e industria europea, nos podría remitir, posiblemente a otro asunto de moda en el Cono Sur latinoamericano: el tren bioceánico.
Según la agencia de noticias AFP, el presidente de la Cámara de Comercio Brasil, Charles Tang, dijo semanas atrás: “China está tomando el muy necesitado rol de inversor en América Latina y el Caribe, y Brasil necesita inversiones desesperadamente” (…)”El patio trasero de Estados Unidos se está convirtiendo en el jardín de China. Y no solo en Brasil, sino en toda América Latina”, agregó el empresario chino.
Entretanto, una nota de la “Voz de América” (VOA), difundida el 19 de mayo, afirmaba: “ Dispuesto a invertir en diferentes sectores de la deteriorada economía brasileña, el primer ministro chino Li Keqiang aterrizó en Brasil con millones de dólares bajo el brazo.
“Li Keqiang prometió una inversión de $ 50.000 millones de dólares, que incluye una primera generación en materias primas para luego concentrarse en la industria pesada y obras de infraestructura. Al mismo tiempo, el primer ministro chino llegó para ultimar detalles de la primera parte de una gran compra de aviones Embraer, de un total de 60 aeronaves, sin pasar por alto la reapertura al mercado chino de la carne bovina brasileña.
TREN BIOCEANICO
Continua VOA: “Las inversiones millonarias también alcanzan al sector de autopartes, equipos de transporte, energía, puertos, hidroeléctricas y hasta la construcción de un corredor ferro-oceánico para facilitar las exportaciones brasileñas rumbo a China por el Pacífico, un mega-proyecto que atravesará parte de la Amazonía y se extenderá hasta Perú.
Como es de conocimiento público, el proyecto del tren bioceánico, evita, este es el término exacto, utilizar el territorio boliviano.
Dilma Rouseff adelantó en Brasil, estudios de viabilidad para la construcción del tren bioceánico que uniría los océanos Pacífico y Atlántico, a través de Perú y Brasil, con un trazado entre el puerto Bayóvar en Piura, Perú, con el puerto Açu de Brasil, que permitiría el intercambio comercial con el puerto de Tianjin, China.
CHINA MANDA
En la prensa europea, el convenio sobre el tren bioceánico, fue comentado críticamente sobre todo por las inversiones de China: El intercambio comercial entre China y Brasil se multiplicó por 25 en poco más de 10 años, ubicándose en 83.300 millones en el 2013 y convirtiendo desde el 2009 a China en el primer socio comercial de Brasil, cuando superó a Estados Unidos en el 2009.
Respecto a las “tareas” concentradas por China, se citan: la responsabilidad de establecer el pronóstico del volumen de tráfico; seleccionar las posibles rutas; identificar los parámetros técnicos del ferrocarril; completar la organización de la operación de la ferrovía; preparar los criterios de diseño de los equipos principales; preparar la proyección del período de construcción.
En mejores términos, China invierte en el tren bioceánico, pero impone su diseño, la extensión, los territorios por los que debe transitar y por supuesto, también impone su tecnología.
El tren bioceánico, servirá de transporte de recursos no renovables de Brasil y Perú, directamente a China.
En esta situación, el imperio chino, utilizara el citado proyecto para trasladar materia prima y en base a ella, retornar productos acabados a Brasil y Perú, con dos connotaciones. Una, posiblemente neutralice la producción industrial de estos dos países y por otra, el tren bioceánico introducirá la mercadería made un china, a toda América Latina
A decir del prepotente ejecutivo de la Cámara de Comercio Brasil-China, Charles Tang: ““El patio trasero de Estados Unidos se está convirtiendo en el jardín de China. Y no solo en Brasil, sino en toda América Latina”.
En este contexto, el proyecto del gobierno boliviano, de construir su propio tren bioceánico, podría ser irrealizable, sobre todo si la industria del Asia invade América Latina, mercado que por lo visto, está en la mira de la política expansionista. por ejemplo de China.
(Clovis Díaz de O.F.) (clovisdíazf@gmail.com).
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