Corrupción, narcotráfico y terrorismo, graves males

Hacer un balance de los temas tratados por el Papa Francisco durante su corta visita a nuestro país, daría lugar a extractar infinidad de pensamientos y criterios que podrían transformar la vida no sólo de los pueblos sino, muy especialmente, de los gobernantes. Él hizo hincapié en cuestiones que hacen a la vida del ser humano, mostró caminos a seguir mediante conductas honestas, actitudes de amor que consideren al ser humano como querrían que se los considere quienes tienen poder político, económico, social o de cualquier naturaleza.

Pero, mostró a la vez, los grandes males que sufre la humanidad y, mucho más los países pobres y dependientes como el nuestro: corrupción, narcotráfico, terrorismo son tres lacras de la humanidad, cuyas consecuencias siegan la vida de miles de personas, obstruyen el desarrollo de los pueblos, anquilosan las esperanzas de quienes buscan salir de las profundidades de enfermedades y pobreza, que ansían mejores días para no ser simples seres que existen, sino que buscan vivir; en fin, ha condenado a esas lacras y ha pedido que la humanidad, en consonancia con principios y vocación por el bien común, combata, destruya todo lo que inmola al hombre.

La corrupción que tiene como su parte operativa al contrabando, al latrocinio, a la disponibilidad arbitraria de dineros y bienes del Estado, al incumplimiento de deberes, a violaciones, crímenes, asesinatos y atentados contra la seguridad y vida de la colectividad; a la violación de los derechos humanos y muchos otros delitos que se cometen -muchas veces en nombre de la democracia y hasta levantando el nombre de Dios- en contra del ser humano.

El narcotráfico que cobra millones de víctimas en todo el mundo, un delito que tiene como aliados a quienes maceran e industrializan las hojas de coca excedentaria, las amapolas y muchas otras sustancias que, mezcladas con precursores, se industrializan y son lo más letal que tiene la humanidad y que, hasta ahora, ha causado más muertes que todas las guerras. Narcotráfico que corrompe a todo y a todos los que necesita para ampliar su vil negocio, mal que destruye la salud y la vida de millones y es, a la vez, causante de muchas enfermedades como el sida, la sífilis, y otras degeneraciones de la salud.

El terrorismo que trata de imponer filosofías y doctrinas contrarias al bienestar de los pueblos, un terrorismo que destruye todos los bienes que posee la civilización, delito que recluta a miles de personas y que les paga con el vil dinero recaudado mediante la comercialización de drogas y la venta de armas. El terrorismo que propaga sistemas como los bloqueos, que anulan la tranquilidad, el trabajo y hasta la vida de los pueblos; en fin, tres males que se hacen cabeza de todo lo que impide que el hombre practique sus valores, tenga paz, armonía y trabaje constructivamente en pos de mejores días y pueda asegurar condiciones de paz, libertad, equidad y justicia para el futuro de las generaciones.

En fin, son tres males que complotan contra todo lo benéfica que es la naturaleza, que es guardián seguro para las maravillas creadas por Dios, como son el hombre y los reinos animal y vegetal.