La educación universitaria pública del país se halla poco menos que estancada en el tiempo y también académicamente, porque en todo el tiempo de su existencia no se conoce algún avance importante en el campo de la investigación científica, conocimientos tecnológicos ni invento alguno registrado a nivel internacional. Todo ello se puede atribuir a la deficiente calidad académica que se imparte en estas universidades.
Entre las 200 mejores universidades registradas en el ranking mundial, apenas figuran dos universidades de América Latina: la UNAM de México y la USP de Sao Paulo, Brasil, las bolivianas ni por asomo aparecen en este ranking que está liderado por universidades de EEUU, Europa y Asia.
A las universidades públicas del país, que son sustentadas por el Estado boliviano y gozan de autonomías, los recursos económicos que se les asigna son administrados con libre disponibilidad. De estos recursos, un 80 y hasta 90 por ciento es destinado a sueldos o salarios del personal docente y administrativo, quedando el paupérrimo saldo para cubrir los gastos que demandan actividades académicas como la investigación y la adquisición de insumos o equipos para las diferentes carreras.
Aun de ese magno saldo, se dice que se asigna un monto económico a los Centros de Estudiantes de las diferentes carreras, para cubrir sus actividades folclóricas, como las fastuosas “entradas universitarias”.
Aquí cabe recordar que el rol de las universidades es el de formar intelectuales en conocimientos científicos e investigación tecnológica para el desarrollo del país; por consiguiente, esos fondos no pueden ser desviados a actividades extra académicas, menos para danzas con atuendos costosos, al compás de bandas musicales que cobran en dólares. Además, estas fiestas dejan mucho que desear porque se comete excesos en consumo de bebidas alcohólicas y actos bochornosos, como se pudo observar en la última “entrada universitaria” de La Paz, al igual que en años anteriores.
Las universidades en lugar de realizar esas “festividades costosas” deberían organizar jornadas o ferias científicas, tecnológicas, literarias o deportivas, etc., donde se muestre los avances producidos en conocimientos científicos para beneficio del país. Las “danzas y bailes” sólo traen consecuencias negativas para estudiantes y población. Se dice que “mientras los bolivianos danzan, los vecinos avanzan”.
A estas alturas del tiempo, las universidades bolivianas requieren una reestructuración o “reingeniería total” para hacerlas más competitivas y eficientes, porque así como están, ninguna de ellas tiene condiciones para un buen desempeño académico, además porque carecen de infraestructura adecuada, equipamiento y, sobre todo, de personal docente con alta calificación académica.
Son de conocimiento público los dramáticos acontecimientos sucedidos en Cochabamba, que fueron protagonizados por los estudiantes que, con todo derecho, exigieron que los docentes se sometan a exámenes de competencia de rigor, para poder contar con docentes de calidad y nivel académico aceptables, pero la posición adoptada por estos docentes fue la negativa inaceptable. Así, ellos no tendrán ninguna moral para tomar exámenes a sus alumnos.
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