Juan Bautista del C. Pabón Montiel
En julio pasado en la visita del Pastor Universal de la Iglesia Católica, Francisco, dejó mensajes que sacudieron la conciencia nacional, no sólo de católicos sino también de otras confesiones, incluidos los “marxistas leninistas” de antaño y hogaño. Se refirió a los “viejos descartables” y a la “vejez venerable”. Con precisión idiomática, escribimos con el término exacto, ¡viejos! Nada de “adultos mayores” o la majadería de “Tercera edad”. ¿Por qué inventan esos adjetivos? ¿En qué lugar hallan los mentirosos de siempre esas palabritas con una retórica mísera, intentando hacernos creer que nos tratan bien, que somos los mimados de los gobernantes y de algunos hijos?
Debemos confesar: muchos de los componentes de la sociedad nacional nos tratan mal y en algunos casos pésimamente. Les damos ejemplos a la mano: I.- Para pagarnos la “Renta Dignidad” nos “prontuarían”, nos miran y vuelven a mirarnos; toman impresiones digitales en dos fotocopias (1), amén que toman en los bancos las fotos por su cámaras, que es lo normal y natural. II.- No hay una institución que nos dé trabajo, por lo menos de “caseros” (2) o mensajeros, a los veteranos que no nos jubilamos por distintas razones.
Indudablemente los viejos somos descartables, ignorados, a diferencia de lo que sucede en las sociedades del cercano y lejano oriente. Los aymaras de tierra adentro trataban y aún tratan con mucha deferencia a sus awichos (3), que son los concejeros; sus palabras son de autoridad, en tanto se recurre a ellos.
Lo otro: hay hijos que son nuestros tesoros y les enviamos nuestras bendiciones, para que cuando les toque su turno, reciban las gratitudes de nosotros, los agradecidos por su mano piadosa que impide que muramos de hambre y necesidades. Hay jóvenes atentos, educados, respetuosos, que nos tratan con sublimes atenciones; así como las religiosas de vida consagrada que atienden los asilos, a donde los unos iremos voluntariamente y otros son dejados y abandonados por sus hijos de buena posición económica. A todos ellos, ¡gracias!
Final: las sociedades y sus componentes no cambian por arte de birlibirloque, por magia o por decretos o leyes. Las gentes se transforman porque deciden ser otros, porque ven sus errores y hacen sus “inventarios morales” en las noches, antes del reposo diario. En esos inventarios se ven en el espejo del mañana, cuando serán viejos y tienen lástima y misericordia por los veteranos de hoy. Recordemos el aforismo de don Franz Tamayo Solares: “¡La servidumbre a la ley, es la única que no mancha!”.
REFERENCIAS:
(1) En el banco situado en las esquinas Loayza y Camacho de la ciudad de La Paz, una dama de esa institución financiera nos recibió tomándonos del brazo y nos hizo pagar la “renta” sin hacer fila y sin pedir fotocopias, como se estila aquí en la frontera. Eso ocurrió en enero, febrero y marzo del presente año. ¡Fue una atención de lujo!
(2) “Caseros” son los que cuidan, limpian casas o fincas vacías por una módica suma de dinero.
(3) “Awichos”, del aymara, abuelos o viejos.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |