La colectividad nacional, luego de la renuncia del anterior Tribunal Supremo Electoral, tenía la esperanza de que el nuevo estaría conformado efectivamente por personas que sean independientes, ajenas a influencias o presiones de partidos políticos; pero el equívoco fue muy grande porque, conforme actúan los miembros del nuevo TSE, es una siembra permanente de desconfianza.
Aceptar, de hecho, que uno de sus vocales haya sido participante activo de las campañas a favor del candidato oficial en las pasadas elecciones generales de octubre; el que no se haya hecho nada para proceder al cambio de los integrantes de los tribunales departamentales electorales; el que el vocal relacionador público del TSE se muestre muy identificado con las políticas oficialistas; sin contar muchos otros hechos de parcialidad y falta de independencia, muestra que sus miembros están plenamente identificados con todo lo que sienta, haga o diga el gobierno del país, que es gobierno del MAS.
Para la colectividad nacional, la posición de los miembros del TSE es muy clara y definitiva a favor de todo lo que signifique predominio futuro, en todo sentido, del partido de gobierno. Los vocales, siete en total, no han mostrado, en absoluto, independencia y condiciones para actuar con la necesaria responsabilidad en la conducción, sea de referendos o de elecciones. Su parcialidad es manifiesta si se tiene en cuenta, además, que el anunciado Padrón Electoral será el mismo que tuvo vigencia en elecciones pasadas.
El Padrón Electoral no fue puesto en conocimiento de la colectividad que votó en las elecciones mencionadas; lo que significa que los cálculos efectuados para las mayorías y minorías tuvieron bases fuera de lugar, al no haber un Padrón Electoral. Ahora, el tan decantado padrón biométrico adolece de los mismos problemas del pasado porque está realizado y verificado con los mismos yerros que oscurecen totalmente lo que vaya a conseguirse en el referéndum anunciado para septiembre.
Para el Gobierno, para los partidos u organizaciones de oposición y para toda la colectividad, el Tribunal Supremo Electoral tiene que ser totalmente independiente, libre de presiones político-partidistas y alejado de compromisos o errores arrastrados del inmediato pasado con la actuación de los anteriores vocales. Si el TSE no está liberado de compromisos, lo primero que debería hacer es proceder al cambio de los vocales departamentales, porque mantenerlos en funciones es buscar la repetición de todos los yerros cometidos en octubre y marzo pasados; es, por otro lado, consolidar su inclinación, apego y dependencia, directa o indirectamente, del partido de gobierno.
Por supuesto, si se quiere un TSE imparcial, libre de presiones e influencias oficialistas, el Poder Legislativo debería exigir el cambio de vocales de los tribunales departamentales; no hacerlo implica identificarse con todo lo malo que se ha hecho.
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