Sorprendentemente impune

La revista peruana Caretas dice que el narcotráfico en Bolivia es “sorprendentemente impune”. Lo dice en un reportaje sobre la cantidad de avionetas del narcotráfico, con matrícula boliviana, que entran a territorio del Perú para recoger pasta de cocaína.

Los dueños de la flotilla de avionetas Cessna las compran como chatarra en Estados Unidos, las acondicionan un poco, contratan a algún joven piloto, al que le ofrecen pagarle 50.000 dólares por un viaje y lo mandan a buscar la merca.

Dice la revista que en muchos casos, las avionetas se accidentan porque están en mal estado o porque la pista clandestina donde debían aterrizar ha sido bombardeada por la Fuerza Aérea del Perú.

Un amigo al que le contaba esto, comentó: “¡O sea que en Perú bombardean las pistas clandestinas usadas por el narcotráfico! En cambio aquí, en Bolivia, las asfaltan o les dan carácter de aeropuerto internacional”.

Cuenta la revista de un boliviano, de nombre Fernando Rapozo, que es dueño de una flotilla de avionetas antiguas, incluso del año 1980, que las sigue usando para el negocio. Cuestan tan poco que casi les da lo mismo perderlas, siempre que se recupere la carga.

Los pilotos son todos jóvenes bolivianos. Reciben entrenamiento acelerado en “academias” o escuelas muy caras. Este 14 de septiembre, se inauguró en Cochabamba un sistema de entrenamiento más rápido todavía, con muy pocas exigencias, con ayuda estatal. La demanda de pilotos capaces de aceptar las condiciones de sus mandantes supera la oferta de las escuelas existentes. Sólo en Santa Cruz hay veinte escuelas.

Lo curioso es que la Dirección de Aeronáutica Civil, que asigna matrículas a las avionetas, no informa sobre las que se han perdido. Sólo cobra por la matrícula.

En Perú, desde el mes de septiembre, todas las avionetas bolivianas ocupadas por el narcotráfico podrían ser derribadas por la FAP. El parlamento de ese país ha autorizado finalmente ese tipo de acción. La misma advertencia ha hecho Paraguay, a todos los propietarios de avionetas bolivianas que llevan droga a ese país. Y en Argentina, el cierre de la frontera boliviana, o su militarización, se ha convertido en tema electoral.

Lo que es tan sorprendente como la impunidad de la que habla la revista peruana, es el orgullo con que se habla en Bolivia sobre los efectos de la actividad ilegal en la economía.

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